Capítulo 29

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Amity Blight

—¿Estás bromeando, Amity? —Cuestionó mi madre con una mueca cuando revisaba las notas de mi rendimiento académico —¿8,50 en geografía y 10 en Arte? —Bufó con molestia —¡¿Cómo es posible que saques una nota tan baja en la materia más importante para tú futuro?! —Gritó luego de estrujar el papel entre sus manos

—Pero... N-no es una nota tan baja, m-mamá —Titubee —Mis... Mis compañeras de clase sacaron menos nota que...

—¡¿Y porque tus amiguitas saquen menos nota que tú, yo debo conformarme con eso!? —Me gritó muy cerca de mi cara, haciendo que sus palabras dañaran el corazón de una niña de tan solo diez años, sus gritos eran dolorosos para el dolor en mi cabeza y cada vez que me gritaba escupía pequeñas gotas se saliva que caían sobre mi rostro.

Aquello me asqueaba...

Limpié disimuladamente mi rostro con el dorso de mi brazo. Si ella veía esa acción, me castigaría horriblemente.

—No entiendo como no puedes ser como la hija de los Madison —Aquí vamos de nuevo... —¡Ella es muy respetuosa con sus padres y saca unas notas excepcionales! ¿Qué he hecho para merecer esto, Amity? —Me reprochó con rabia

Una rabia que estaba empezando a contagiarme y a acumularse en mi pecho. Sentía como la molestia de aquella comparación hacía que la sangre me hirviera

—¿Y sabes qué? Quisiera que fueras como ella. Obediente y buena compañera con tu madre —Finalizó

Y aquello fue la gota que colmó el vaso

—¿¡Puedes parar con aquellas comparaciones!? ¿¡No Entiendes que no puedo ser como ella!? —Grité arrepintiéndome al segundo de abrir la boca

—¡No te atrevas a levantarme la voz, Amity Blight! ¡Vuelve a levantarme la voz y juro que te daré una paliza de la cual vas a recordar por el resto de tu vida! —Podía sentir como las lágrimas se acumulaban en mis ojos dificultando mantener los ojos abiertos —Ahora, estás castigada —Informó mirándome con desprecio —No puedes escribir en tu diario, por lo tanto será confiscado; no puedes ver televisión ni tampoco tomar algún libro de la estantería, ellos también serán confiscados.

—¡Eso no es...! —Quise protestar pero mi madre me hizo girar la cara por aquél golpe con el puño cerrado que acababa de proporcionarme

—¡No me respondas! —Gritó enfurecida tomando un mechón de mi cabello mientras comenzaba a arrastrarme escaleras arriba —Tampoco me provoques, porque puedo hacer tu castigo mucho peor. Tampoco creas que te salvaste de esta, cuando tu padre regrese él va a encargarse de esto —Finalizó cuando llegamos a la última habitación de la casa, aquella que siempre estaba a oscuras y ninguna ventana alumbraba un poco. Me adentró dentro de aquél oscuro lugar y allí me dejó cerrando la puerta con llave.

¿Era tanto pedir que algún día alguien me dijera "Estoy muy orgullosa de tí, Amity"?

No recuerdo haber llorado y gritado tanto como aquella vez del frío invierno del ochenta y seis...
Ese día lloré e imploré que me sacaran de allí, diciendo que tenía frío y tenía miedo a la oscuridad.
Recuerdo la golpiza que mi madre me dio luego de haber peleado con mi padre "Por mi culpa".
Recuerdo que él dejó una manta y un plato de comida para mí.
Recuerdo cuando mis hermanos se las arreglaron para pasar mi pequeño brazalete que brillaba en la oscuridad para que no tuviera miedo, se ganaron un castigo menos severo por parte de mi padre.
Aún recuerdo agradecerles con mi alma...

Deben preguntarse ¿cómo es que estoy recordando algo que pasó hace más de cinco años?

Pues es fácil.

El Deseo De Amar Para Siempre | LumityWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu