Capítulo 37

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Omnisciente
2014

Que pequeño puede ser el mundo aveces. ¿No creen?

El frio se había apoderado de aquella tarde de primavera en las islas, un lugar donde mayormente hacía calor. Y aunque eso no era importante; un joven sentando en una de las mesas apartadas de su cafetería favorita temblaba, no tenía seguridad si era por los nervios de ver a quien esperaba o porque estaba muriendo de frio en ese momento.

Quizás ambas.

¿Quien sabe?

El chico castaño suspiró levantándose de su lugar para marcharse de ahí.

—Que idiota, era obvio que no vendría... —Murmuró algo molesto. Pero antes de ponerse su abrigo, la persona que esperaba aparecía abriendo las puertas de la cafetería.

—¡Hijo querido! —Saludó la mujer sin mucha emoción, pero con una mirada de cariño hacia el chico —Cada día te ves más guapo. ¿Haz estado haciendo algún deporte? —Preguntó tratando de desviar la atención de su hijo a otro tema en vez de su impuntualidad a todos los lugares que iba. No tenía ganas de tocar ese tema otra vez, no hoy

Llegas tarde, otra vez —Dijo mirando su reloj. A lo que la mujer rodó los ojos mientras se sacaba su abrigo y peinaba su suave cabello el cual había sido despeinado con el viento de ese día —Pero es un gusto volverte a ver de todos modos —Dijo el muchacho de rizos castaños con una sonrisa en sus labios —Lamento no haberte explicado mucho, pero no podía hacerlo por teléfono —Se puso serio de inmediato al igual que su progenitora

—No te preocupes... —Restó importancia —Me alegra verte después de ¿Cuanto? ¿Dos semanas? —Cuestinó la mujer de no más de treinta y ocho años.

—Un mes, mamá. Ha pasado un mes —Corrigió con seriedad —Pero no te cité para reclamarte sobre tu inasistencia todo el tiempo o sobre tu obvia impuntualidad

—¿Entonces...? —La mujer miró a su alrededor como si buscara algo, eso hizo confundir a su hijo —¿Puedo pedir un café? Tengo algo de hambre —El chico casi se ríe, debió adivinarlo.

Pero igual no se rió, estaba en un modo serio.

—Te llamé porque ya sé que este siempre fue... Un tema difícil para tí. Y sí, mamá, llama a algún mesero —Rodó los ojos

—Dijiste por teléfono que no entre en pánico, Matty, pero me hiciste dar nervios porque te hiciste el misterioso —La mujer lo miró interrogante; el chico sonrió internamente ante aquel apodo que su madre solía utilizar con él cuando era niño —¡Mesero! —Exclamó con una mano en el aire —¿Puede traerme un café y un jugo de naranja? —Preguntó cuando uno de los trabajadores del lugar se acercó a su mesa

—¿Deseas algo, Matteo? —Él hombre miró al chico más joven.

Que no se notara que él era un cliente usual en esa cafetería

—Agua nada más, gracias Tom —Se limitó a responder —¿Ahora podemos hablar tranquilos?

—Habla —Animó la mujer acomodando su caro bolso

—¿Por donde empiezo?

—Por el principio —Dijo obvia

—Bien... —Suspiró cerrando los ojos —Sé que hay cosas que no sabía, sé que hay cosas que me contaste porque te obligué a hacerlo; sé que desde eso nos hemos alejado un poco y se que hay cosas que me ocultas... —Comentó con detenimiento —Mi maestra quiere que vayas a una reunión y quiere hablar personalmente contigo...

El Deseo De Amar Para Siempre | LumityWhere stories live. Discover now