Capítulo 44 | Especial

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Omnisciente
Hospital privado 1975





—¿Perdone? —Pestañó perpleja la peliverde.

—Como oyó, señora Blight —Sonrió la médica —Usted está embarazada de cuatro semanas, felicidades.

«¿Embarazada? »

—No —Soltó de repente, sentía que su garganta se apretaba por culpa de los nervios, por primera vez en su vida.

—¿Perdone? —Cuestionó la doctora sin entender el comportamiento de la mujer. Ella esperaba una reacción positiva.

—Debe de haber un error. Yo no puedo estar esperando ningún bebé en este momento. Es imposible, tiene que serlo —Negó varias veces con la cabeza.

—Señora, los análisis de sangre que su doctor le envió a hacerse no mienten. Y me creo lo suficiente profesional como para entenderlos

—¡Pero yo vine por posibles problemas de tiroides! —Exclamó —Eso es lo que me dijo el otro doctor, dije que debía ser eso.

—Oh sí, yo le explico —La especialista mantuvo la calma —En muchos casos, se suele confundir los síntomas de embarazos con problemas de tiroides. Muchos síntomas del hipertiroidismo se confunden con síntomas del embarazo, como la fatiga, el aumento de peso y la menstruación anormal. Pero me parece extraño que su médico de cabecera no le haya dicho que también podría estar la posibilidad de que esté embarazada —La mujer de bata blanca dejó los papeles sobre el escritorio —Según estos análisis, comprueban que la hormona del embarazo está presente.

Odalia se llevó las manos a la cabeza con horror, sabiendo que había cometido un error, de nuevo.

—¿T-Tengo que hacer algún estudio más? —Dijo levantándose de aquella silla de plástico negro.

—Luego llame a mi asistente para coordinar un turno para un control adecuado o puede llamar a su médico de cabecera para que le ponga algún turno.

La peliverde asintió y luego salió del consultorio.

—Maldita sea... —Maldijo por lo bajo. Se dirigió al baño para lavarse el rostro, y maldecir tranquilamente.

Unos minutos después, salió de baño con todo el cabello levemente mojado.
Caminó por todo el hospital para llegar a la salida y subirse a su coche.

¿Iría a su casa? Sí.
Pero primero haría otra parada antes de eso.

—¿Cómo le fue, señora? —Preguntó el chofer cuando la vio, para luego abrirle la puerta amablemente

—¿Eso te importa? —Respondió ella toscamente. Odiaba que los empleados le hablaran por algo más que no sea de trabajo

—N-No, lo lamento señora, solo trataba de ser amable —Se disculpó avergonzado.

—Ese no es tu trabajo —Dijo haciendo sentir incómodo al chofer, quien cerró la puerta del auto y dio la vuelta para sentarse en el asiento del conductor, cuando lo hizo, preguntó: —¿A donde desea que la lleve?

Él creía que sabría la respuesta.
Cualquiera lo hubiera pensado, no lo culpen

—Necesito hacer una parada primero —Bufó —Llevame a la casa de los Wittebane —El hombre tardó unos segundos en procesar la información dada hace segundos —¿Es que eres sordo o estúpido? ¡Necesito que me lleves ahora!

El Deseo De Amar Para Siempre | LumityМесто, где живут истории. Откройте их для себя