Capítulo 63

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Omnisciente

—¡¿Cómo que se fue?! —gritó el señor Blight colérico

—N-No lo sé señor... entré a su habitación para curar las heridas de su rostro y... y ella no estaba... —confesó la asustada mujer, quien sostenía un tarro

—¿¡Pero eres inútil!?, ¿¡Cómo no te diste cuenta en ningún momento de su ausencia!? —reprochó el hombre a la vez que golpeaba el escritorio de su hija con el puño. La mujer jadeó totalmente pálida del miedo.

—¿Q-Quiere que llame a la policía? —dijo al borde del llanto. Probablemente creía que perdería su empleo.
Alador se calmó un poco al ver el estado de la mujer.

—No, está bien. —suspiró —deja de llorar, ve a lavarte la cara y no hables de esto con nadie, ¿entendido? —la mujer asintió eufóricamente. —¿Qué esperas, un abrazo?, —preguntó con ironía —¡¡Vete!! —volvió a gritar. Y la joven salió corriendo.

En ese momento tan estresante y poco agradable, Odalia observaba toda la situación una sonrisa poco agradable. Una sonrisa que Alador quería arrancarle a golpes si ella no fuera unyofmujer y su propia esposa.
Cuando eran adolescentes, creía amar la sonrisa astuta y arrogante de su mujer... pero con el paso de los años, aprendió a odiarla con todo su ser.

—Te lo dije, en el primer momento que la dejaras sola, iba a escapar con su puta. —dijo la mujer con el mayor asco posible.

—¡Cierra la boca, Odalia! —gritó Alador furioso y preocupado. —¡No puedo creer que estés diciendo eso cuando no sabemos donde está nuestra hija a estas horas de la noche y lo primero que se te ocurre acotar es eso! —se jalaba el cabello con desespero —¡Eres una cosa de no creer!

—Te dije que "darle un poco más de libertad" —hizo comillas con sus dedos —haría que esa niña fuera toda una desgracia para esta familia. ¡Estás cometiendo el mismo error que cometió tu hermano con Amelia!

—¡Mi hermano no tiene nada que ver en esto, así que cierra la boca y no vuelvas a nombrarlo! —exclamó con el rostro rojo de furia. Cualquiera diría que es la misma cara que pone Amity cuando está molesta.

—¡Já! —se burló —después no te lamentes y no digas que no te lo advertí... —lo miró de arriba a abajo y se marchó de la habitación. Cuando iba por el pasillo para bajar las escaleras, Alador la agarró del brazo.

—¿Acaso no piensas, mujer? —la miró anonadado —¿Qué crees que pasará si alguien la encuentra y ve como la dejaste?, ¿no tienes miedo de la policía?, ¿o quieres terminar presa?

—Por supuesto que pienso, no soy estúpida. —murmuró —La policía no hará nada, Alador, debes estar seguro de eso, no es la primera que esto sucede

—Lo recuerdo. —Asintió —espero sepas lo que haces, porque de lo contrario nos irá muy mal... —advirtió acomodando su ropa la cual ya se había cambiado hace un rato.

Odalia bufo y rodó los ojos con desdén, haciendo fuerza con su brazo para zafarse del agarre de su esposo.

—Como sea, —se encogió de hombros —si vas a buscarla evita llamar la atención de los desconocidos, si te preguntan o algo... los ignoras; no necesitamos que la chusma le de más drama del que hay a la situación. —El hombre asintió —¿En donde piensas buscar?

—Pensaba ir a lo de tu madre... es el único lugar que se me ocurre que podría haber ido.

—Creí que eras un poco más inteligente, querido. —Se lamentó finalizando la conversación y metiéndose a la habitación matrimonial.

Pero Alador no sabía que la mujer había quedado con la oreja pegada a la puerta esperando el momento en que él saliera de la mansión y poder tener la libertad de llamar a quien quería sin dar ni una sola explicación a nadie. 
Cuando el golpe de la puerta principal se escuchó al retumbar la paredes, Odalia caminó a paso elegante hasta el teléfono que reposaba en la mesita de luz y marcó varios números que le costó recordar.

El Deseo De Amar Para Siempre | LumityWhere stories live. Discover now