Capítulo 25

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Torino le sonríe con nostalgia. —La esperanza, Izuku. Nunca pierdas la esperanza. —responde al instante en que se comienza a elevar por los cielos.

Izuku le observa alejarse y aún si su mente se encuentra pensando como un real torbellino, su estómago ruge tan fuerte que Aizawa, quien está profundamente dormido en su saco amarillo, despierta.

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Sangre de Libia

El día rápidamente había desaparecido y los primeros susurros de la noche junto a la brisa en Leffitsing habían sacudido su lomo cenizo.

Bakugou aún lanza gruñidos mientras pisa el césped violáceo. No puede creer que su vida se había vuelto tan fastidiosa de pronto.

Su mirada escarlata yace notoriamente frustrada. —Desde el pájaro de mal agüero hasta esa cosa. —suelta con desprecio recordando a la chamán de su clan, Chiyo, con sus visiones proféticas y aquella sombra miedosa que despreciaba tan profundamente que con solo recordarlo le malograba el día. — ¡Pero les demostraré, como el líder que soy, quien es el que manda verdaderamente en Leffitsing! —exclama a los cuatro vientos deteniendo su paso.

— ¡Seré el dueño y señor de esta maldita ciudad!

En estos momentos, muy contrario a sus aullidos, estaba internado en el bosque, aún buscando pistas del volcánico. Bakugou había jurado que encontraría al responsable para despedazarlo con sus propias garras.

Su honor depende del éxito o fracaso de la búsqueda, que lo ha mantenido ocupado por semanas.

Es por eso que se mantiene muy activo con el uso de su olfato.

Pero el lobo cenizo está tan distraído en sus objetivos, que ha olvidado por completo que hoy es el ritual sombrío…

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Su pelaje rojizo está húmedo debido a sus chapuzones veloces dados en el lago durante el camino. El atajo que había tomado era realmente húmedo. — ¡Uff, me vine corriendo tan rápido como dieron mis patas! —exclama Kirishima entrando veloz a la gran guarida en donde todos los del clan se encuentran resguardados, mientras se sacude ya en calma dentro.

O bien, casi todos.

— ¿¡Y Bakugou!? —exclama Ashido levantándose rápidamente de la alfombra con su abrigo peludo típico del clan.

Kirishima parpadea perplejo mientras observa a todos sus compañeros. — ¿¡No está aquí con ustedes!?

Hanta Sero avanza hacia la puerta y se apoya en el umbral observando hacia el bosque. — ¡Pensamos que estaba contigo! —exclama al instante en que observa luces en el cielo. —Mierda… Ya empezó.

Kirishima desespera. — ¡Tenemos que ir a buscarlo, debemos hacerlo! —exclama dando la media vuelta. — ¡Si lo dejamos solo entonces estará vulnerable! —añade al instante en que sale corriendo.

— ¡Kirishima, espera! —exclama Ashido corriendo tras él. — ¡Yo iré contigo! —agrega transformándose en su modo bestia revelando una hermosa loba de pelaje rosa.

Y Chiyo, quien permanece de guardia en la copa de un árbol atenta a todo el caos producido, interviene. La licántropo mayor cae frente a ellos y abriendo una bolsita de tela vieja, extiende su diestra arrojando un polvo negro frente a ellos.

Los ojos de la chamán se ven irritados de cansancio. — ¿Creen que les permitiré infringir las normas de nuestro clan? —inquiere con dureza observando cómo ambos lobos estornudan por el polvillo. —No saben de las tragedias que han sucedido por salir en pleno ritual sombrío, pequeños cachorros. —agrega al instante en que le hace señal a Hanta y acaricia ambas cabezas suavemente. —Más vale que duerman profundamente confiando en su líder.

Bienvenido a Leffitsing ¦KatsuDeku¦Where stories live. Discover now