Capítulo 32

1.2K 291 165
                                    

Y así fue que dieron con un pequeño orificio en la montaña, ya no como una cueva, esta vez el tamaño era mucho menor pero lo suficiente para que los tres se resguardaran del frío.

Las mantas peludas de Bakugou no demoraron en cobijar al pecoso inconsciente, y tanto él como Aizawa, sentados cada uno a su lado esperaron pacientes que se repitiera tal y como el día anterior, que solo fuera una siesta.

Pero esta vez, Izuku Midoriya no despertó.

────┈┈┈┄┄╌╌╌╌┄┄┈┈┈────

Ojos azules

Ya es de mañana del siguiente día, e Izuku continúa ahí, inconsciente.

Aizawa le mira con desgano y con notables ojeras invadir en su propio rostro. —Sabía que en algún minuto esto pasaría. —suelta cansado mientras se levanta.

Bakugou observa como Izuku delira y suda frío de forma constante.

De tanto temblor y delirio, la sombra abrió sus ojos y esta vez, están completamente azules.

Bakugou se queda frente a él y con curiosidad pasa su mano sobre su campo de visión, pero el pecoso no parece reaccionar a nada.

— ¿Qué le sucede? —inquiere observando a Aizawa negar.

—Su fuente se está expandiendo de mala manera. Está utilizando toda la disponibilidad del cuerpo de Midoriya. —responde cruzándose de brazos.

Bakugou se mantiene sentado a un lado de Izuku mientras su cola se mueve de forma curiosa. — ¿Y qué lo causó?

—Lo causó la subida forzosa a la montaña con la ventisca azulina, claramente su cuerpo no estaba preparado para esto. —responde con tintes de seriedad y preocupación. —Midoriya es físicamente débil.  Forzó su cuerpo a aumentar el poder de su fuente sin preparación física previa.

Bakugou le observa temblar y balbucear cosas inentendibles. Traga saliva y se acomoda en su asiento. — ¿Pero funcionará, no?

Aizawa mantiene su mirada de los ojos azulados del pecoso. —Supongo… Sí es lo suficientemente fuerte, podrá sobrevivir.

Y el par de escarlatas abren con amarga sorpresa. —... ¿Él puede morir?

Aizawa asiente. —Nadie dijo que sería fácil. Se le informó el riesgo, pero él aún así quiso intentarlo. Si muere, enhorabuena para ti, Bakugou. Podrás ser libre antes de lo programado.

Bakugou quiere reír y saltar de alegría, pero su cuerpo no reacciona. Por algún motivo, solo puede observar aquellos ojos azules vacíos.

No puede evitar recordar cuando se enfrentó con él por primera vez a las afueras de la biblioteca, o cuando fue a molestarlo a sabiendas que merodeaba en el bosque brumoso.

Incluso recuerda la primera charla civilizada que tuvieron, apenas la noche anterior.

Lanza aire pesado por sus narices y desvía su mirada con orgullo, cruzándose de brazos. —Si muere me desharé de esta mierda molesta, al fin. —suelta con desagrado jalando de la cadena que les une, mientras sus orejas bajan completamente desanimadas, avanzando hasta la salida.

—Sí... —suelta Aizawa al instante en que aclara su garganta y posiciona su palma a un costado de su cuello, estirandolo. —Aunque de igual forma si muere, sufrirás un par de consecuencias.

El licántropo se tensa y sus escarlatas clavan sobre él de forma inmediata. — ¿Hah? ¿¡Qué clase de consecuencias, espectro!? Explícate. —ordena señalandole.

Bienvenido a Leffitsing ¦KatsuDeku¦Kde žijí příběhy. Začni objevovat