Bienvenido a Leffitsing ¦KatsuDeku¦

Capítulo 38

— ¡Tú, sombra de mierda ya quédate quieto! —gruñe el demonio alzando sus alas mientras vuela con dificultad, sintiendo como su víctima no persiste y sigue luchando por liberarse.

— ¡Definitivamente no seré una presa fácil para ti! —lanza Izuku con enojo. — ¡Han escogido llegar en el peor momento posible! —persiste con su ceño extremadamente fruncido. —Yo... ¡ESTOY MUY MOLESTO AHORA MISMO!

Y en ese momento, un color sangre emerge sobre el collar de Izuku, decorando la palabra "DEKU" en tonalidades carmines.

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Capullo incorpóreo oscuro

El bar sigue tan activo como siempre, lobas danzando y otras repartiendo aperitivos. Las apuestas eran activas y el cantinero no había hecho más que trabajar sirviendole de forma incansable a dos lobos en su forma humanoide, quienes al parecer tenían un hígado de acero.

—Entooooomces... Hic.

O quizá era una sola imitación del acero.

Kirishima Eijirou balbucea con mejillas rojas, tambaleante sobre la barra y con su mejilla apoyada en esta, observando a Bakugou quien está a su lado. — ¿Poor quié crees que las pelotas son taaaam adictivas? —suelta con dificultad, modulando tan ampliamente como si su vida dependiera de ello.

Bakugou Katsuki, con sus mejillas coloradas gruñe. —Y a mi qué mierda me importan tus pelotas. —lanza tambaleandose un poco también, con su columna inclinada hacia adelante.

Eijirou niega. — ¡No eeestoy hablaaando de mis pelotas, Katsubro!

Bakugou bebe un sorbo y azota el vaso en contra la barra mientras el alcohol fermenta por cada poro de su piel. — ¿Y entonces qué? —inquiere observándolo con dificultad. — ¿Quieres dejar de multiplicarte? Suficiente tengo con un puto lobo erizo rojo.

—Tu también tienes el pelaje pinchudo. —refunfuña Kirishima observando las puntiagudas puntas del cabello cenizo del alfa licántropo. — ¿Y cuaaantos de mi ves? —inquiere curioso, reincorporandose en su asiento con dificultad.

— ¿¡Por qué modulas y alargas tanto las palabras!? ¡Mierda, qué irritante! —gruñe el líder licántropo. — ¿Por qué no vas a jugar con las pelotas del imbécil de Kaminari? ¿Huh? Ve.

Pero tal parece que aquella propuesta había tocado una fibra sensible en Kirishima.

— ¿Kaminari? —inquiere mientras sus ojos se notan tristes y se levanta molesto del asiento. — ¡¡Kaminari ya no me habla y me evita!! ¿¡Por qué lo mencionas!? ¡¡Eso es ser muy cruel!! —lanza apoyando ambas palmas con fiereza en contra la barra.

— ¿¡HAAAH!? ¿¡Y CÓMO DEMONIOS IBA A SABERLO, PERRA!? —exclama Bakugou levantándose feroz.

Y el rostro de Kirishima deforma. — ¿¡CÓMO ES QUE ME DIJISTE!?

—PERRA. —remarca con malicia.

Instantáneamente, ambas frentes chocan y comienzan a enseñar sus colmillos, mientras sus colas erizan y sus orejas se ven más puntiagudas de lo normal.

Y grandes gruñidos de lobo comienzan a emerger en el bar, dejando en segundo plano la música que había.

Todos detienen todo lo que hacen y comienzan a ver con preocupación como también curiosidad lo que sucedía en la barra.

Se habían robado las miradas de todos los lobos en el bar en menos de un segundo.

El cantinero rápidamente deja el paño con el que limpiaba activamente sus copas y va hasta ellos. — ¡Hey, hey! —interviene alzando sus manos en modo alerta. — ¡No hace falta que se pongan de malas pulgas! —suelta intentando tranquilizarlos.