Capítulo 05

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|Nuevo ambiente|


Era un amanecer brillante.

La brisa fresca con pequeñas y coloridas burbujas rodeaban a una pequeña sombra que dormía plácidamente sobre una enorme rosseta turquesa.

Cada vez que inhalaba aquella brisa se sentía con más energía y motivación, aún sin haber despertado.

Era una brisa que inducía motivación hacia su subconsciente.
Y las coloridas burbujas se impregnaban en su piel con suavidad, regalándole pequeños cosquilleos sobre ella.

Lentamente abrió sus ojos jade y entonces notó el inmenso cielo azulado que le devoraba sobre él.

Izuku sonrió, e instintivamente se tocó su cuello.

No sintió dolor, tampoco pudo palpar alguna herida.

¿Había sido un sueño?

No recordaba bien todo lo que había sucedido luego de haber sentido aquella medicina tocar su piel, pues luego de un rato el sueño que sintió fue realmente abismante.

Ni siquiera podía recordar cómo es que había llegado a su rosseta la noche pasada. Sólo recordaba saltar sobre aquella luz extraña y hermosa que apareció como guía hacia las rossetas de las sombras.

—Veo que has despertado. —saludo Tokoyami, quien estaba flotando a un lado de él, cercano a su rosseta.

—Tokoyami-kun, buenos días. —saludo Izuku de inmediato, sonriente.

— ¿Cómo te sientes? —preguntó, con sus brazos cruzados, sintiendo como aquellas pequeñas burbujas se impregnaban también en su piel.

—Muy bien, me siento totalmente ligero y enérgico. —respondió contento, estirándose suavemente.

—Anoche te desmayaste. —informó. —Es normal, es por la esencia de Lúbida. Al ser tan regenerativa causa somnolencia excesiva y desmayos. —continuó. —Pero ya has dormido lo suficiente y sobre todo, ya no tienes esa herida en tu cuello.

—Oh... Entonces no fue una pesadilla.

Tokoyami negó suavemente. —Lamento que no haya sido así, Izuku. —dijo en un suspiro.
—Si hubiese sabido que el líder licántropo estaría allí, jamás te habría llevado.

—No teníamos como saberlo, no te preocupes. —respondió sonriente. —Además, sin tu ayuda, no hubiese sabido cómo reaccionar... —murmuró pensativo. — ¡No sabes cuanto te lo agradezco, Tokoyami-kun! —exclamó.

—Ya te dije que no fue nada Izuku. —murmuró desviando la mirada.

Tokoyami no estaba acostumbrado a tanta amabilidad, le avergonzaba de cierta manera,  aunque en su interior le hacía muy, muy feliz.

Soltó un suspiro y le sonrió de vuelta. Sus ojos carmínes le observaban con amabilidad y cariño. —Izuku. —murmuró, sentándose en la roseta del peliverde con suavidad.

Izuku clavó sus ojos jade en el pelinegro.

—Me da gusto que seamos amigos... —soltó en un susurro tan bajo y tan suave que no llegó a los oídos del pecoso.

— ¿Hm? ¿Cómo dices, Tokoyami-kun? —preguntó confuso, con su cabeza ladeada de manera leve.

—Que tomes tu libro sagrado, tu grimorio. —dijo sonriente. —Hoy comienzan tus clases de Sombra. Te llevaré allí y luego te iré a buscar, debemos ir a un lugar. —respondió, comenzando a elevarse por los cielos.

Bienvenido a Leffitsing ¦KatsuDeku¦Where stories live. Discover now