Capítulo 14

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|Y la tormenta sombría se desata|

Las sombras corrían despavoridas una vez las campanadas de la desgracia sonaron.

— ¡Un demonio desterrado! —exclamó una sombra. — ¡Todas las sombras desprotegidas, deben esconderse y proteger su marca sombría!

Gran Torino estaba demasiado ocupado para intentar mantener la calma de su gente en esos instantes.

Él de manera veloz seleccionó a las mejores sombras del clan para volar veloz hacia el interior del bosque brumoso.

— ¡Todos, no olviden conjurar la protección de nuestra marca sombría y cubrirla con el pergamino que les acabo de entregar! ¡No sabemos en qué situación se encuentra ese miserable, sean precavidos!

— ¡¡GRAN TORINO!!

Momo Yaoyorozu apareció frente a él con desesperación. — ¡¡Es la presencia demoníaca, observo su color por sobre los cielos del bosque brumoso!! —exclamó señalando, entonces pareció desesperarse. — ¡¡UNO DE NUESTROS HERMANOS ESTÁ SIENDO CAPTURADO!!

Torino abrió sus ojos con temor y entonces se perdió de un segundo a otro en el interior del bosque.

Su ceño fruncido y desesperado navegaba con velocidad a través del bosque.

Debía evitar que uno de sus hijos fuese capturado y encadenado por el resto de su eternidad.

Momo Yaoyorozu se lamentó, cubriendo su mano sobre su boca, evitando ahogar los gritos.

Ella tenía la capacidad de distinguir el color del alma de sus propios hermanos.

Y cuando un hermano era capturado por un demonio, el bosque brumoso desprendía su color por los aires al instante. 

¿Por qué? 

Porque su alma estaba luchando. 

Y todo indicaba que ese hermoso y puro color blanquecino que desprendía el bosque brumoso en esos instantes, era de Ojiro.

— ¡¡AHHHHHHHH!! 

Los gritos de Ojiro resonaban en todo el bosque mientras presionaba sus brazos a cada lado de su cuello, teniendo como extrema prioridad cubrir su marca sombría.

— ¡¡NO CREAS QUE ME TENDRÁS TAN FÁCILMENTE!! —exclamó ejerciendo la mayor parte de las fuerzas en sostener aquellos colmillos demoníacos clavados sobre su brazo y cerrando sus ojos para evitar mirar aquellos ojos desorbitados.

El demonio había revelado su verdadera forma al instante, tratándose de un demonio de tez blanca y de cabellos blancos largos sucios de sangre.

Sus ojos negros eran repulsivos y su cuerpo solo tenía sed.

Sed de devorar el alma que almacenaba aquella sombra. 

Y su nariz olfateó todo el lugar con deseo. 

—Ahh, tu esencia huele deliciosa. —murmuró quitando sus colmillos del brazo ahora ensangrentado del rubio. — ¿Qué debería hacer contigo? Quiero aprovecharte y devorarte lentamente, hace siglos no encontraba una sombra con esta esencia tan exquisita… —soltó agonizante, mientras lamía la sangre de Ojiro que caía por sobre sus labios. 

Ojiro frunció el ceño e intentó retroceder, pero grilletes aparecieron por sobre sus tobillos.

El demonio le sonrió de manera sobrenatural.
— ¿Esa es tu mejor opción? Soy un demonio, un demonio desterrado. Quiero caos, quiero almas, quiero destrucción. —agregó acercándose a él. — ¿Crees que podrás alejarte de mí tan fácilmente? 

Bienvenido a Leffitsing ¦KatsuDeku¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora