Capítulo 39

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Aizawa suspira, ignorando la escena dramática del licántropo a su lado. —Tenemos una hora para planificar nuestro escape. Aunque considerando el olor a vómito de cortesía de Bakugou, tenemos quince minutos antes de que yo también acabe vomitando dentro de esta cosa. —agrega cruzándose de brazos. — ¿Y bien? ¿Qué proponen?

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Aullido en lo profundo del bosque brumoso

Izuku Midoriya siente notable frustración al notar hasta qué punto había acabado arrastrando a su maestro y a Bakugou.

La cacería que había vivido sin duda alguna era una gran amenaza palpable.

Es por eso que con su ceño fruncido se anima a exponer la única salida que puede ver. —Yo huiré por mí mismo, así no los seguirán a ustedes. En el peor de los casos seré entregado, algo no muy lejano a lo que planeo hacer. —suelta el pecoso mientras se levanta con sus manos envueltas en puños.

Aizawa le mira detenidamente. —En el peor de los casos puede que te corten la cabeza. Está claro que los cazarrecompensas no tienen límites cuando de cacería se trata. —corrige.

Izuku parpadea un tanto sorprendido. —Oh. —es lo único que sale de sus labios mientras los presiona. —De todas formas lo haré, no tiene caso que ustedes tengan que pagar por esto. —añade con su mirada decidida, aún si por dentro siente el miedo paralizante querer invadirle.

Bakugou lo nota mientras le mira detenidamente, era obvio que la irregularidad en su tono de voz representa el miedo absoluto que siente. Incluso puede olerlo.

—Tch... —suelta el rubio ceniza rascando su oreja derecha con ayuda de su garra del dedo meñique y cerrando sus ojos. —Ustedes invadieron mi maldito tiempo de calidad. —lanza a regañadientes. —Colaboraré solo para que me dejen en paz. —añade intentando desviar el enfoque de la conversación.

—Nada te asegura que te dejaremos en paz, Bakugou. —responde Aizawa de forma inmediata. —Fui claro contigo. Desde ahora eres el familiar de sangre de Izuku, cada vez que él detecte peligro con sus sentidos tú serás atraído hasta él.

El rostro de Bakugou irrita mientras observa al pecoso con su mano en el mentón frente a él murmurar incesante, ignorando a todos. — ¿¡Entonces quieres dejar de meterte en malditos problemas de una buena vez!? —exclama el cenizo con autoridad.

Los ojos de Izuku empequeñecen a la vez que su murmullo pausa, casi juzgandole con la mirada. —El 90% de las veces que he estado en apuros ha sido porque tú interfieres.

— ¿¡Haaaah!? ¿¡Ahora resulta que soy yo el responsable de tu estupidez!? —lanza molesto poniéndose de pie y enfrentarle.

Izuku infla sus mejillas pecosas mientras Aizawa niega.

— ¡No es el momento para esto, par de mocosos malcriados! —regaña la sombra mayor al instante en que sus ojos abren con sorpresa.

Rápidamente todos observan la dirección en la que Aizawa mira.

Es en ese momento cuando ve cenizas caer con rapidez desde el techo hasta sus mismas botas oscuras. —Imposible... Ya nos encontraron. —murmura el pelinegro mientras que el dúo permanece siguiendo con la mirada el polvillo del capullo caer incesante.

—Mierda. —suelta Bakugou posicionándose en guardia con sus orejas puntiagudas al igual que Izuku, quien tensa todos sus músculos de forma inmediata.

Es entonces que comienza a olfatear y una sensación de tranquilidad le cubre inmediatamente, sonriendo mientras sus colmillos relucen.

Es entonces que un hocico aparece y se mueve incansable. — ¡Jefe!

Bienvenido a Leffitsing ¦KatsuDeku¦Where stories live. Discover now