Conmociones

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Hermosa, inteligente, audaz, refinada, condescendiente, simpática, educada y sincera, las cualidades y dones que la mayor de los Valdés enumeraba en su fuero interno para describir a su nuera eran uno mejor que el otro, la lista era larga, mesurada y elocuente a lo que ella misma iba comprobando. Como mujer de amplios conocimientos y experiencias, no se dejaba llevar por meras impresiones, tenía que ahondar en lo que percibía para crear su juicio de valor con base; una vez construido su criterio podía plasmar su firma sobre cualquier asunto.

Bastaron cinco horas para obtener un veredicto, y es que no se lo había tomado a la ligera, ella no estaba conociendo a una candidata para algún alto cargo de gerencia; o para delegarle cualquiera de sus proyectos de envergadura, no. Ella estaba conociendo a su nuera, y si de algo estaba segura, antes de iniciar ese agradable día con Valentina, era que estaría allí con la futura esposa de su hija, su pareja por el tiempo que la naturaleza y el destino les permitiera vivir, al menos a su hija, de su lado; la mirada y la determinación de Juliana le daba aquella certeza, y no podía encontrarse a sí misma con la felicidad por saber que había escogido una excelente compañera.

Pero no todo en la vida es perfecto, ella lo sabía, había algo enigmático aún en todo.

Habían asistido al mejor SPA de la ciudad, donde eran atendidas a cuerpo de reinas, la rubia disfrutó como nunca, aunque era asidua a esos lugares, nunca se permitía sesiones tan largas y completas, de hecho, no recordaba la última vez de tomarse para ella, su cuerpo y espíritu tal cantidad de horas para consentirse.

En Suiza había disfrutado del aire libre, la meditación y se dejaba envolver de todo, pero esas sesiones no pasaban de media hora, y si se llegaban a extender era con su Tablet o laptop en mano para trabajar o escribir en medio de tal ambiente estupendo de relajación. Ese día con su suegra era otro nivel, y su cuerpo se lo agradecía, aunque se había abastecido de unas buenas dosis de medicamentos —controlados por su médica—, estaba segura que todo le ayudaba a estar mejor sin atribuirlo solamente a dichas pastillas.

—No tienes idea de cómo he disfrutado de estas horas, Valentina —comentaba la mayor en medio de una sesión de fangoterpia, con barro traído exclusivamente del Mar Muerto—. Me hacía mucha falta después del día de ayer.

—Yo también lo disfruto, gracias por la idea, Lupe —respondió la rubia—. Y sí, creo que ayer fue muy extenuante la reunión con su hija —comentó para buscar indagar ante la duda que le dejó el recibir a Juliana finalizada la tarde anterior.

Ambas con los ojos cubiertos con unas rodajas de pepino, la cara con mascarilla y el cuerpo sumergido en una especie de bañera con barro, acariciando sus oídos con un exquisito ambiente musical cortesía de Chopin.

—Sí, pero no fue por reunirnos con nuestra bebé —aclaró—, fue por las causas que nos conllevaron a esa reunión... —dijo con algo de desánimo.

—Disculpe la indiscreción, pero me causa mucha intriga no estar al corriente, quisiera saber en qué le pudiese dar mi apoyo a Juls.

—Estaba segura que ella no iba a contarte —manifestó la mayor—, está en su naturaleza cargarse ella sola con sus asuntos y no demostrar aquello que le agobia —añadió.

—Es su forma particular para llevar ciertas situaciones. Me costó deducir ello anoche, quiso disimular muy bien, pero le fue imposible —recordó—. ¿Acaso su esposo ha visto con mal talante nuestra relación? —indagó directamente con una de sus hipótesis.

—No, querida —respondió de inmediato—. Absolutamente no, de hecho, convenimos con mi bebé, no hablar de tu existencia con Macario hasta que pase todo esto... —Suspiró con desgano—. Sólo con el fin de darle a tu presentación la atención que es debida, en estos momentos se vería empañado.

Destiny Blue (Terminada)Where stories live. Discover now