Propuesta

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El sábado en la agenda de Valentina tenía libre media hora, y era después de su almuerzo con los ejecutivos de su empresa; su avión tenía plan de vuelo, adelantado para las cinco de la tarde, a esa hora abandonaría ese país "por fin", hubiese pensado un par de días atrás, pero ahora todo era distinto, y no es porque sopesara el hecho de llegar a su país a estar sola en su pent-house, la soledad no le era molestia, al contrario, la apreciaba.

Haber conocido a cierta morena le estaba generando la necesidad, nueva en ella, de agradecerle por sus atenciones la noche anterior, guardando en esa intención los deseos más ínfimos de sentir por unos instantes más lo que vivió estando a su lado.

"¿Escribirle sería correcto? La dejé en visto, o, ¿la llamo? Vamos, debe estar ocupada... pero... ¿qué excusa puedo usar? Venga Valentina piensa..., y a todas estás ¿cuál es tu insistencia? Espera, el libro, el libro... exacto... creo..., ¡Oh por Dios! ¿Esta indecisión de dónde te ha salido Carvajal...?", debatía sentada en la silla principal de la sala de juntas, mientras uno de los ejecutivos estaba exponiendo el informe semestral del grupo en México.

Valentina miraba con ojos entrecerrados los gráficos, pero su atención no estaba ahí, estaban en unos ojos café que la tenían confundida. No podía develar lo que causaba en ella y moría por saberlo. Pero ¿cómo?

—¿Señorita Carvajal, tiene alguna observación final? –inquiría uno de los presentes.

—Nada, todo perfecto. Buen trabajo. –respondió sin tener idea de lo expuesto.

Mientras volvía a su tema interno de interés se fijó en la hora, ya era próximo el almuerzo. No tenía ni la más mínima idea de comer con aquellas personas. Terminaron la reunión, se despidió y ella se marchó a su oficina.

—¿Lista para el almuerzo? –irrumpió Mateo en su oficina.

—Mateo te vas a encargar tú, no tengo deseos de ir con ellos. –se excusó.

—Pero tu vuelo es a las cinco de la tarde, vamos, que harás aquí sola, igual tienes que almorzar.

—Voy a almorzar –dudo en decirle sus planes–, no te preocupes.

—Te noto extraña, ya sé..., no me engañas, ¿vas a almorzar con alguien más? –fue directo, al reconocer en su amiga cierta indecisión y el sonrojo la terminó de delatar– Es con Juliana –asumió, no preguntó, sabía que la rubia estaba muy interesada en ella, después del interrogatorio que le hizo camino al hotel cuando la buscó en el departamento de la morena.

—¡No!, bueno sí, pero ella aún no sabe, se me ocurrió hace poco, para agradecerle lo de anoche. –explicó tratando de moldear un tono de voz lúcido.

—Valen, Valen, cuidado con mi amiga, te lo he dicho, ella es una persona muy especial.

—No puedo hacerle nada con un almuerzo, y de paso quisiera adquirir una o algunas de sus fotografías, quedé impactada con su trabajo. –trató de justificar, fue sincera en las razones, pero no en la cuantía de ellas expuestas.

—Perfecto, si, sus trabajos son maravillosos. Puedes ir a su foto estudio, allí tiene su galería también –le recomendó, anotando la dirección en un papel sobre el escritorio–, a esta hora debe estar allá, los sábados se desocupa tarde y almuerza a esa hora que le dé. ¿Si quieres la llamo?

—¡No! –exaltó– No hace falta –moduló su voz de nuevo–, yo me encargo, cualquier cosa te llamo. Ve a almorzar, es la hora.

Se despidieron, dejando a Valentina algo nerviosa para lo común de ella. Él sabía que algo sucedía, pero no quiso indagar por conocer a Valentina, y confiaba en Juliana. Se retiró pesando en ello.

Destiny Blue (Terminada)Where stories live. Discover now