Planes

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—Bienvenida Señorita Valdés. –la recibe Valentina a la entrada de su apartamento.

Juliana entra, algo escéptica, ya en camino desde el estacionamiento sabía que era un lugar muy lujoso. Ella conocía Nueva York perfectamente por asuntos de trabajo siempre era un punto de referente en su carrera, y así no conociera la ciudad, sabía que estaba en la zona más exclusiva de Manhattan, al entrar al edificio y luego al pent-house de la ojiazul, lo confirma.

No se siente cómoda.

—Morrita –decide hablar, después de su extrañeza–, no creo que seas una simple escritora como me lo diste a entender. –expresa fijándose en los detalles, abandona sus pertenencias y se detiene para girar su eje en torno a ella para mirarla de frente.

—Sí, entiendo tu duda, pero pronto lo tendré que vender, en parte es de mi ex, entre los dos lo compramos. Él no ha demandado la devolución de su parte, pero pronto lo hará. –le explicó, y era sincera, aunque a ella no le hacía falta el dinero él insistió con miras al futuro matrimonio.

—Pero que estirado es tu ex... –resopló y dio otro vistazo.

—Bien, ahora vamos a descansar –la guió hasta la habitación de invitados–, está el baño y todo lo que necesites simplemente me puedes llamar.

"Te necesito a ti morrita, ¿cómo hago para llamarte y pedirte eso?", pensó la morena dejando escapar una sonrisa de ensoñación.

—Valentina –se acercó y la abrazó, agarrando desprevenida a la rubia–. ¡Gracias! Este viaje lo necesitaba no tienes idea cuánto... –se separa y ahora toma el rostro de la ojiazul entre sus palmas, delicadamente–. Recibir tu propuesta fue como diría mi abu «Enviada por los ángeles...». –expresó completamente alegre.

—Creo que exageras, pero sí, para mí también, haberte encontrado para este viaje ha sido una maravilla. Estoy segura que haremos un buen dúo. –se separa lentamente y camina hacia la puerta para dejarla descansar.

"Sin duda una muy buena pareja... mis ojitos de cielo... ¡Control Valdés! Control", se demandó mirando a la rubia alejarse.

—Debemos hablar de muchas cosas, mañana por lo pronto tendré que reunirme con unos colegas aquí y revisar unos asuntos de trabajo. –informa la morena.

—Perfecto y es tardísimo ya. Descansa. –le guiña un ojo y sale de la habitación cerrando la puerta, soltando un ligero respiro en una pausa para proseguir a su habitación.

Al día siguiente, Valentina se despierta por la alarma de su reloj, ella antes de abrir sus ojos estaba pensando todo lo programado para el día, como de costumbre sus neuronas se activaban a millón, compaginando cada una de sus actividades y atrayendo a ella los temas que debía tener en cuenta para su jornada. Al recordar a cierta morena dormida a unos metros de ella, abrió los ojos.

"No lo puedo creer aún, está aquí, a sólo unos metros... Dios, nunca había sentido tanta alegría por ser anfitriona de alguien... por cierto, ¿será mucho pedirle que desayunemos afuera? Va a sospechar que no sé ni tostar un pan... No pensaste en esos detalles. Piensa... piensa", iba hablando para sí misma camino al baño para dar inicio a su día.

Luego de media hora sale de su vestidor, ya casi lista, lo había pensado bajo la ducha iba a tener que hacer su mayor esfuerzo en cocinar, por segunda vez en sus vidas. Le apenaba hacer levantar a Juliana tan temprano y que se alistara para ir a desayunar.

Extrañaba mucho en ese momento a su nana, para que le tuviera su desayuno listo, Valentina nunca decidió personal para que la atendiera, y el personal doméstico enviado por su nana, iba sólo cuando ella no estaba, odiaba cualquier interacción con desconocidos innecesaria.

Destiny Blue (Terminada)Where stories live. Discover now