El destino y sus tretas, nos llevaran a esta historia fascinante de amor, de dos almas completamente distintas, pero necesitadas de vivir, de aprender y de amar.
Encontrar la razón de todo lo orquestado durante sus vidas para darle sentido, aunque t...
Valentina estaba algo inquieta mientras escribía, llevaba dos horas sentada en el área de terraza de la cabaña; tenía el más esplendoroso paisaje que debía llenarla de tranquilidad para poder dejar su ingenio a sus anchas. Era el sitio adecuado.
Llevaba casi un termo de mate, quería relajarse de alguna forma, pero no, ni el paisaje, ni la brisa, ni el mate, ni siquiera la cantidad de ideas que tenía revoloteando en su mente para el capítulo que tenía previsto para ese día, la tranquilizaron. Seguía pensando de más...
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Ese mañana el trabajo no le preocupaba; pudo conectarse con Andy temprano, como acostumbraba, todo sin novedad calificada, y hasta tuvieron tiempo para hablar sobre el tratamiento y la espera en Suiza, la rubia le comentó como una nueva droga experimental le había evitado tomar seis pastillas diarias de su rutina anterior, calmando los dolores y mareos. Le comentó como iba confiando en todo el proceso, aunque con los pies en la tierra pues sabía que era difícil; pero estaba clara que no se iba a dar por vencida. No hasta que ella misma se dijera que sería el momento de desistir.
Por otro lado, Andy, no perdía oportunidad para preguntarle sobre su relación con Juliana, la "morena de impacto", como le llamaba, o "cuñada" en los mejores casos. Valentina guardaba discreción, pero no podía evitar la cara de boba al momento que se la nombraba, en pantalla se notaba a leguas lo que le hacía sentir, sin embargo, Valentina no era fácil de exprimir en cuanto a sus sentimientos. Para Andy todo era descifrable...
Seguía pasando el tiempo y la rubia de nuevo se encontraba borrando una de sus líneas; miró lo que había escrito, la cantidad de palabras no pasaban de doscientas, ¡nada!, para dos horas de su tiempo en sus funciones de escritora y con toda la cantidad de ideas en su mente danzando en fila para poder salir y materializarse en el papel, bueno, en este caso en su archivo digital.
"¿Qué rayos te pasa Carvajal? ¡Concéntrate! Tú no eres de las que pierden el tiempo así...", se recriminó. Y continuó con otro intento...
"¿Concéntrate? ¿Perder el tiempo?, seguro?", escuchó como le refutaba otra voz interna. Suspiró sonoramente.
"Tú eres Valentina Carvajal, nunca estarás en segundo plano", se respondió con grandeza, pero la inseguridad seguía haciendo de las suyas. ¿Segundo plano suena muy mal, la verdad?", otra vez, reñía la parte no madura de su cerebro, contra la elocuente y sagaz que siempre estaba en altivez funcionando.
"!!!Cá-lla-te!!!"
Las teclas recibían fuertes impactos de sus dedos, no de las delicadas yemas de sus perfectos dedos como acostumbraba, no, esta vez eran la presión de sus dedos descargándose en el aparato. Cada falange accionada con rabia.
Es que no era fácil, era algo nuevo lo que enfrentaba, su novia, la hermosa morena estaba en una sesión de fotos virtual. Ya era la tercera ocasión estando en Suiza, y no le incomodaba que trabajara, no, lo que le estaba haciendo mella era ver en vivo su trabajo, aunque en vivo era solo una forma de decirlo. La morena estaba haciendo uso de su sofisticado software de fotografía a distancia, donde ella, a través de una emisión en vivo realizaba sus espectaculares tomas a sus objetivos, con la ayuda de un equipo de robótico de posición de la cámara, de su asistente que manejaría todo lo que requería el set donde estaban, y de sus modelos. Ese factor, precisamente era lo que estaba molestando a la rubia.
