Vida

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Valentina comenzó a bajar, sus besos se dispersaron por la línea de la mandíbula de la morena, luego por el cuello, lentamente su lengua iba dejando rastros de su deseo.

Pensaba la forma de hacer lo que tanto deseaba, su cuerpo estaba entregado a la pasión. Actuaba como si tuviese memoria, reviviendo lo que la morena le había hecho sentir, pero a su vez imaginando los puntos que debía tocar y acariciar, como buena controladora, su mente estaba definiendo lo que iba a hacer, ante todo sabía que era su primera vez, su boca salivaba al pensar que iba a probar del sexo de la morena, era algo inconsciente, por primera vez haría sexo oral, en todos sus aspectos...

Sus labios hicieron una estación en los senos erectos al tacto, se regocijó al escuchar los gemidos de la morena, al momento de que su lengua se instalara en sus pezones, era un concierto del mismo Mozart encarnado en las cuerdas vocales de la rubia que acariciaba sus oídos, sintió.

Sus manos se deslizaron por la piel de la morena, estaba complacida al sentir como se erizaba, con cada reacción de la morena su organismo estaba brincando de confort al saber que estaba generando toda esa cantidad de hermosas sensaciones. Era ella la causante de todo ese placer infinito. Su corazón estaba brincando y su cerebro desbocado, así lo reflejaba su respiración, de tanto frenetismo su pulso temblaba, no porque tuviese miedo o reparo, sino porque estaba experimentando un placer inaudito, el placer de dar placer. Se sentía como una diosa, nunca ninguna de sus acciones más brillantes en el mundo de los negocios le había brindado semejante satisfacción.

Mordió el pezón derecho de Juliana consumando para sí misma el placer en un frenesí, el gemido de la morena elevó en decibelios la pasión que sentía. Le animó a seguir, "todo va bien... y se pondrá mejor", pensaba al suspirar encima de sus pezones, luego de chupar con cierto grado de pasión desconocido hasta ese momento para ella.

Juliana pudo reaccionar cuando se despegaron los labios de Juliana rumbo a su vientre, su voz no era posible de encontrarla, realmente la rubia generaba en ella el dinamismo de muchas de sus aventuras vividas juntas a la vez. Sus labios sobre su piel era algo indescriptible para ella, cada exaltación de sus átomos por la parte en la que le acariciaba con su lengua o manos, le gritaban a Juliana que era ella, "Es ella... sólo ella...", la voz que siempre dirigía sus acciones le dijo internamente, ella estaba complicada que su cuerpo correspondiera a lo que pensaba con sensatez.

Sonrió y detuvo sus besos cerca de los límites de la zona expuesta de la morena, se detuvo para apreciar el brillo que los flujos emanado en la intimida de la morena por todo lo que ella le estaba haciendo, el reflejo era la mejor y más bella composición que hayan podido apreciar sus ojos. Levantó su mirada a Juliana, quien la veía con una mirada completamente oscurecida y con una expresión de necesidad.

—Todo ello es por ti. –le dijo Juliana luego de asegurarse de haber leído la expresión de su amada rubia.

Valentina bajó su mirada otra vez al centro de la morena, estaba perpleja de pensar que no pudiese saber cómo responder a semejante reacción, ¿estaba a tal altura?, cuestionó.

—Pon esta almohada debajo –se la entregó– no tengas miedo, sabrás exactamente qué hacer. –le indicó Juliana al ver su vacilación, quiso darle confianza al explicarle como estarían cómodas las dos.

Valentina sonrió luego de escuchar sus palabras, ansiaba sumergirse en ella, pera estaba segura que no iba a ser la primera en visitar esa zona, pero su espíritu competitivo le empujaba instintivamente a ser la mejor, la mejor amante que hubiese recibido Juliana Valdés, la mejor, y aspiraba a ser la única por lo que le restara de vida de la morena, quería dejarla marcada, quería darle lo mejor, como siempre entregarse para ser la excelencia en sus acciones y marcar la diferencia.

Destiny Blue (Terminada)Where stories live. Discover now