El destino y sus tretas, nos llevaran a esta historia fascinante de amor, de dos almas completamente distintas, pero necesitadas de vivir, de aprender y de amar.
Encontrar la razón de todo lo orquestado durante sus vidas para darle sentido, aunque t...
Juliana estaba atenta a cada detalle, la rubia le había enseñado como preparar su bebida preferida. Claro que le confundió desde el principio, porque googleó con anticipación cómo hacerlo, pero la rubia la descubrió en su intento, por lo cual le dijo el procedimiento personalmente, con el detalle de que fue al revés de como lo había alcanzado a ver en la red. Sin embargo, siguió con su cometido. Ya era una cuasi experta.
"Listo, creo que ahora sí... –probó– ¡Guacatela! Definitivamente lo que hace el amor... –escupió el primer sorbo, así como le explicó su novia–. A ver, otra vez, tú puedes... –probó de nuevo– Mejor, pero igual, ashh –arrugó su cara–, me quedó con mi café."
Juliana se acercó a la rubia, quien estaba apreciando del paisaje en las áreas verdes del hermoso chalet que el Doctor, que estaba viendo a Valentina, les prestó; Juliana casualmente era amiga de él y de su hija, eran unos profesionales mexicanos muy destacados y la morena les había prestado el servicio de imagen para la sofisticada clínica de los Alcazar en CDMX. Llevaban seis días en Suiza y esa locación era de ensueño. La rubia estaba otra vez esperando, pero, aunque los primeros dos días fueron infernales para ambas, Juliana pudo calmarla, luego estar allí y disfrutar del paisaje les llenaba de paz, surtiendo efecto en lo calmado de sus pulsaciones y pensamientos...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Morrita –interrumpió su concentración–, aquí está tu matecito. –Valentina dejó a un lado su tableta y le sonrió.
—No sabes cuánto amo que me hagas mi mate... y más sabiendo que lo odias.
—Cariño, no es que lo odie, es que no lo entiendo... él y yo empezamos a medio congeniar. –bromeó, era una manera muy sutil de decir que apenas si lo pasaba.
La ojiazul sonrió y la besó al tenerla cerca. —¡Gracias!
—Tengo un plan para hoy... –propuso la fotógrafa.
—Sí a todo mi amor.
—No te he dicho que es, si fuese lanzarnos en paracaídas, ¿lo harías? –insinuó.
—No lo había pensado... –acarició su barbilla y afinó su mirada por unos segundos fijándolo en sus pensamientos–. Voy a agregarlo a mi lista. –Empezó a escribir. Juliana borró su sonrisa.
Valentina había decidido empezar a escribir su libro, pero a la par, le confesó a su novia que empezaría a escribir una lista de deseos, la cual haría realidad luego de que se cerraran todas sus opciones...
—Amor, lo haremos, pero para celebrar que estarás sana. –dijo sacando a uso todas sus fuerzas para tocar el tema como algo casual.
—Listo... –Bloqueó su tableta de nuevo y volvió a prestarle atención–. ¿Cuál es tu plan? –Juliana apagó el brillo de sus ojos al ver como la rubia pasaba por la tangente el tema.
