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La brisa helada de la madrugada envolvió el cuerpo de la mujer provocando que se removiera molesta y aún cuando le irritaba no puedo evitar pensar.

¿Por qué diablos tardaba tanto?

Miro una vez a la puerta del balcón pero no había rastros de él. Con un suspiro cansado volvió su mirada hacia la ciudad. Las luces de los autos y edificios próximos se veían tan lejanos, como una ilusión, sin embargo era revelador, todos iban a su propio ritmo olvidándose de lo que sucedía a su alrededor. Por un momento, no pudo evitar sentir envidia de todos aquellos, moviéndose de un lado al otro a donde quisiesen ir, con libertad, no como ella. Había hablado con su padre, no necesitaba que la encerraba en la habitación de un edificio de 38 pisos, solo por un atentado, desde pequeña se había expuesto ha eso ¿Por que darle importancia en este momento?

La respuesta para algunos, llegó solo unos segundos después con una sonrisa en sus labios, una bandeja con comida en sus manos y una manta en su hombro.

La mujer, no lo miro, de hecho lo ignoro, aún cuando todo su ser le pedía que volviera su mirada aquella persona. Lo estaba esperando pero cuando sintió su presencia todo el sentimiento de anhelo se perdió en un instante.

Ira.

El hombre no dijo nada, desde la discusión del primer día, solo unas cuantas palabras habían salido de sus labios, no obstante, siempre estaba a su cuidado, dándole todo lo que necesitaba sin que tuviera que pedirlo. Una mirada era más que suficiente.

Irritante.

Sintió cómo su cuerpo se calentaba cuando un suave peso se posó en sus hombros.

- "Te enfermaras"- 'No te lo quites' fueron las palabras no dichas pero sus ojos expresaban todo mientras le extendía la bandeja con algunos platos en ella

La mujer detuvo la mano que estaba a punto de rechazar aquella manta de sus hombros y solo se resigno.

¿Qué sentido tiene discutir con alguien como él?

- "Come"

Aún si parecía una orden, la voz del hombre expresaba desesperación.

La mujer solo dejó la bandeja en sus rodillas pero no hizo ningún ademán de alimentarse.

No recuerda hace cuánto había probado un bocado de cualquier alimento con su propia voluntad.

¿Habían pasado cuatro días? No lo recordaba con exactitud. 

Miro su brazo y las marcas de las agujas en su ellos, aun si estaba lejos de su habitación, podía oír el goteo de aquella intravenosa en su cabeza. El odio creció en su interior al recordar como cada noche el hombre la obliga a dormirse para inyectarle esa aguja directo en su cuerpo.

Obligándola a vivir.

La brisa volvió a golpear su rostro pero una mano cálida en su mejilla hizo que temblará por otro motivo.

- "Por favor"- su voz no era más que un susurro angustiado cuando la mujer vio cómo las lágrimas se derramaban del aquel rostro que la miraba con adoración- "Por favor..."- volvió a susurrar

Aún así la mujer no probó ningún bocado de aquella bandeja, en vez de eso, se levantó de su asiento para ir a su habitación.

Mientras caminaba escuchó los sollozos de aquella persona que había dejado en el balcón.

Nunca volverían a ser lo que fueron.

Después de todo

¿Cómo podría confiar en aquel que me traicionó?

La Villana Es Realmente MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora