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Buenas buenas.

¿Cómo están?

Chic@s les comento que este capítulo debe ser leído bajo su consentimiento, hay varias escenas que podrían ser sensibles para algunas personas por lo cual espero su comprensión y respeto.

***********

La pequeña creyó que algo en su mente estaba mal al escuchar aquella voz familiar encima de su cabeza.

Eso no podía ser posible.

Algo debía estar mal con ella.

Su hermana no podía estar aquí.

No debía estar aquí.

Sin embargo, mientras su vista se enfocó en aquella ventana que era la única que daba luz a la habitación, su corazón se paralizó.

-'¿Enma?'

No reconoció su propia voz, el dolor de su garganta agregando el dolor en sus costillas la hizo encoger en su lugar.

La voz de Enma se escucha tan lejana que no comprendió lo que sucedió hasta que un gran alboroto se escuchó.

Abrió los ojos y sintió pánico al ver cómo el cuerpo de su hermana se deslizaba desde lo alto de la ventana hacia la habitación

¡No!

El grito se quedó atrapado en sus labios pero en el instante en que intentó abrir la boca era demasiado tarde.

Enma estaba ahí.

Dentro del infierno.

Con fuerzas alzó su cabeza y la vio acercarse a ella con una pierna obviamente lastimada por la caída.

- '¿¡Puede oírme, hermana!?'

Las pequeñas manos de Enma recorrieron su cuerpo pero aun con tantas dudas en su mente no consiguió decir ninguna, solo un pensamiento cruzó su mente.

'Cálido'

Enma siempre había transmitido eso.

'No puede ser real' se dijo a sí misma.

Era imposible que su padre hubiera dejado a su hermana se alejara de su seguridad.

Padre nunca haría eso ni sus hermanos.

Recordó aquel líquido extraño que aquellos hombres la obligaban a beber.

Siempre después de tomarlo, solía sentirse mareada y había muchas cosas que no recordaba o que resultaban confusas. Después de todo, no fue la primera vez que imagino que alguien de su familia la encontraba.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar cómo todo esto ocurrió.

Meredith se encontraba en su habitación cuando unos hombres extraños forzaron la ventana que daba a su balcón y la tomaron abruptamente.

Intentó gritar pero unas manos cubrieron su boca por lo cual solo se retorció mientras la alejaban de su hogar. Reconoció aquel camino apartado del Ducado por el cual transitaban los sirvientes y volvió a luchar en el momento en que los hombres la colocaron en el suelo para intentar subirla al carruaje.

Un golpe en su cabeza hizo que se aturdiera mientras colocaban una tela cubriendo sus ojos, pero en ese momento, escuchó la voz de aquel maestro con el cual compartía tiempo todos sus días.

'¡Esta no es!' dijo la voz que solía explicarle un tema tras otro '¡Debieron ir al ala oeste no a la sur, malditos incompetentes! ¡Se supone que debía ser la menor!'

La Villana Es Realmente MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora