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- "Aun muerta sigues jodiendo la vida de los demás"

Dijo aquella mujer mientras cubría su cuerpo con su abrigo y se refugiaba bajo el paraguas de su mano.

Aun cuando verificó el tiempo desde el día anterior, ninguna fuente sugirió que iba a ver una tormenta ¿Cómo era posible que lloverá de esa manera mientras se encontraban en verano?

'Acabemos esto de una vez' pensó y con un movimiento descuidado arrojó el ramo de flores rojas a la tumba que estaba a su lado y abrió una botella de cerveza para vaciar su contenido encima de la lápida de la tumba que se encontraba al frente de ella.

Y sin pensarlo dejó que su mano recorrería las letras escritas allí, susurrando su nombre en voz alta una y otra vez.

¿Realmente las cosas habían terminado de esa manera?

- "¡Señorita!"

Su guardaespaldas rápidamente llegó a su lado cuando con fuerza golpeó la botella contra el suelo provocando que esta se quebrara.

- "¡Aléjate!"

Era consciente que estaba siendo infantil, al fin de cuentas, aun si vendiera su misma alma, ella nunca volvería.

Ni su padre.

Su amado padre y prima nunca despertarán de la tumba después de haber sido asesinados la misma noche.

- "¿Sabes que todo se arruinó desde el momento en que te fuiste de casa? Todo fue tu culpa"

Las palabras salieron de su boca aun cuando no tenía ningún propósito.

Los muertos no pueden escuchar.

Pero el rencor se extendió en todo su cuerpo.

¿Cómo se atrevían a irse dejándola a la Merced de ese demonio? ¡No era justo! ¡Si alguien merecía descansar era ella y no ellos!

Ellos no ...

- "Señorita Estela"

El sonido de su voz provocó que su estómago se revolviera.

-"¿¡Cómo te atreves!?"

El sonido de la bofetada resonó por el cementerio.

Hace mucho que había tirado su paraguas y ahora se encontraba empapada mientras recordaba cada momento que vivió con ellos y maldecía a la persona que se encontraba en su frente.

- "¡Ella te dio todo!"- grito a pesar de que su garganta ardía- "¡Ella te dio la oportunidad de vivir! ¡La traicionaste! ¡La traicionaste! ¡Tú debiste haber muerto!"

En su desesperación empezó a golpearlo débilmente en su pecho con sus puños.

Gabriel no detuvo sus ataques, dejó que ella lo golpeara hasta que no pudo más.

Cuando al fin se detuvo, su guardaespaldas se acercó y la arrastró fuera de allí.

Aun cuando ella deseaba volver y seguir castigando su cuerpo no tuvo más fuerzas para resistirse.

El amante de su prima se quedó bajo la lluvia, sin intención de mover un músculo, hasta parecía que lágrimas caían de sus ojos mientras contemplaba su lápida.

Pero tal vez solo fue la mezcla de la lluvia que caía en su cara.

Después de todo ¿Quién lloraría por la persona que asesinó?

No obstante, debía admitir que su comportamiento cambió radicalmente desde que su prima fue enterrada.

No volvió a sonreír.

La Villana Es Realmente MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora