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Un hermoso traje azul fue dejado en su cama.

Colocó su dedo sobre aquella tela y la suavidad de esta fue remarcable.

Pequeños adornos plateados decoraban las mangas de la chaqueta mientras que su espalda estaba al descubierto

Bello.

La mujer se vistió con aquel atuendo preparado especialmente para ella y poco después un grupo de tres mujeres entraron a su dormitorio para el peinado y maquillaje.

Ella simplemente dejó que la decoraran como ellas querían hacerlo.

Cuando finalmente terminaron, se sorprendió al ver su reflejo en el espejo.

Aún no había recuperado el peso que tenía hace tiempo, sin embargo, las mujeres habían hecho un excelente trabajo ocultando su cara demacrada.

-'Ama es hora de...' - Gabriel se congeló en la puerta.

Por el espejo noto que este usaba un traje parecido al de ella solo que sin tantos detalles y con un corte masculino. Había peinado su cabello hacia atrás y brillantes gemelos se veían en el extremo de su camisa.

Por un momento recordó lo atractivo que era él.

Con lentitud Gabriel se arrodilló ante ella y colocó una mano en su mejilla con delicadeza.

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Ella no dijo nada pero aceptó su brazo cuando Gabriel lo ofreció para salir del apartamento.

No obstante, un escalofrío recorrió su cuerpo y sus pies se detuvieron en el momento en que iban a cruzar la puerta principal.

¡Que cruel e irónico era el destino!

Había soñado tanto con este momento y ahora que al fin podía salir de aquella prisión su cuerpo se rehusaba a irse.

En ese instante sintió una mano en la parte baja de su espalda y una sonrisa alentadora de parte de su compañero.

Tomó un profundo respiro y cerrando los ojos salió del lugar sin mirar atrás.

Ninguna palabra fue dicha mientras llegaron al restaurante, aunque la mano del hombre no dejó la suya.

La mujer consideró todo lo que iba a pasar en las siguientes horas. Su tío fue muy específico en los detalles que dio acerca de su participación. No era difícil, solo debía dirigirse al baño de damas a las 11:42 pm en punto y el se encargaría de todo lo demás.

Solo.. solo.. cuatro horas más..

El lugar era impresionante, un lujoso restaurante en una zona alta y exclusiva.

Grandes ventanales que dejaban de fondo las luces de la ciudad.

Eran los únicos allí y apenas llegaron los empleados les dieron una bienvenida cordial.

Gabriel había elegido los asientos más cercano a la barra de bebidas.

El mesero llegó y después de tomar su pedido el silencio volvió.

Una copa de vino fue dejada y al instante la mujer comenzó a tomarla mientras veía la ciudad.

-'Feliz aniversario'

La mujer volvió su atención a Gabriel, él cual se encontraba con una expresión tierna y nerviosa. Con cuidado movió su mano hacia su propia chaqueta y mostró una pequeña caja anaranjada.

La mujer tomó la caja al ver el contenido de ella.

Un collar de diamantes en forma de un copo de nieve con el inicial de su nombre en el medio.

La Villana Es Realmente MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora