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No hubo un comienzo.

Ella estuvo allí desde el principio.

Sin embargo ¿Cuál era el principio?

Aun si buscase en su memoria, no hay ni un solo día en el que ella no fuera quien es.

Sus hermanos, si podrían ser llamados así, tampoco habían hablado de algo parecido.

Cada uno se enfocaba en sus responsabilidades.

¿Quién les había ordenado hacerlo?

Otro misterio.

No obstante, ella sabía cuál era su papel.

El tiempo continuo.

¿El tiempo pasa para los dioses?

No hubo ningún cambio, un ciclo sin fin.

Sin dormir, comer o si quiera sentir algo.

Algunas veces, se permitió pensar en algo más.

¿Cuál era su propósito?

¿Había algo más en los cielos?

Nunca se atrevió a preguntarle o contarle a sus hermanos sobre sus dudas.

Después de todo, parecía ser la única que las tenía.

Monotonía.

Los días pasaron y un nuevo designio fue otorgado.

Observó con interés el nuevo mundo creado.

Al principio fue como los otros mundos, nada que no conociese y que no estuviera al tanto.

Un día mas.

Hasta que de pronto, una nueva criatura curiosa apareció entre las rocas.

La bestia no era alguna que hubiere visto antes.

Alas y un gran pico. A su alrededor un aire dorado cubría su cuerpo mientras volaba por lo más alto del nuevo cielo.

Fue tan majestuoso que por primera vez pido la sabiduría de sus hermanos para que le enseñaran sobre la hermosa criatura.

Algunos la miraron sorprendidos, otros pasaron por alto su duda y solo uno respondió su pregunta.

Fénix.

Era el nombre de la criatura que se elevaba por los cielos, en completa ignorancia de que era observado.

Siendo libre en la celda de la oscuridad.

Por primera vez sintió envidia.

Comenzó a verlo cada día, cuando el sol del mundo se colocaba en lo alto y el pájaro volaba en lo alto. Imaginado lo que se sentiría ser aquella ave en su lugar.

¿Qué tal alto podría llegar?

Pero un día, el ave no apareció.

Pensó que a la mañana siguiente aparecería y lo vería volar como siempre.

No lo hizo.

Cada vez que el sol se colocaba en lo alto, su cuerpo temblaba con la ilusión de ver de nuevo al Fénix.

No podía ir a buscarlo.

No se lo permitían.

Cada día pensaba en él.

Pasaron 267 ciclos lunares en el nuevo mundo antes de que lo volviera a ver.

No venía solo.

Una nueva figura se extendía a su lado.

La Villana Es Realmente MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora