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Cuando abro mis ojos, lo primero que veo frente a mi es un pasillo estrecho con una leve luz que apenas ilumina el suelo y no permite visualizar el fondo del mismo.

Sin embargo, por alguna razón, mi cuerpo tiene la necesidad de ir hacia adelante, por lo cual, doy un paso. Por algunos ¿segundos? ¿minutos? ¿horas? pareciera que no me desplazará del mismo lugar, ya que, aunque mis piernas se muevan el aspecto del camino no ha cambiado.

Y de pronto el llanto de un niño se expande por todo el corredor y la iluminación cambia. Esta se extiende un poco más y se revelan diferentes cuadros colgados en las paredes.

El llanto del niño continua.

Pero mientras más cerca se escucha el sonido del niño, los cuadros parecen expandirse.

Cada uno cuenta una historia diferente.

Una que desgarra el alma.

Pero ¿Por qué aquella técnica se me hace familiar?

Mis pasos se detienen cuando veo un cuadro en específico.

Un niño el cual está detrás de un arbusto viendo con ojos de anhelo a una mujer que tiene en su pecho un abrigo, el cual sostiene con mucha suavidad. Lo inusual es que la mujer luce como si solo el odio corroyera su alma.

'¿Mamá?'

Alejo mi vista de la pintura volviendo hacia la voz de un niño pequeño.

La luz ha crecido lo suficiente para que ésta ilumine todo el pasillo. Un niño de no más de 5 años, acercándose lentamente hacia mí, con sus ojos cubiertos por sus manos mientras llora desconsoladamente, llamando una y otra vez a su madre.

Mi cuerpo se congela y lo único que puedo hacer es observarlo hasta que esta completamente frente a mi.

Sus gritos son atroces y sus sollozos se infiltran en mi mente como si mi cabeza estuviera bajo el agua.

'¿Mama?' ' ¿Mamá?' es lo único que repite.

El niño se lanza a mis piernas y se aferra a ellas.

Helado.

Mi cuerpo comienza a enfriarse mientras el niño me abraza.

'Cariño'

Una voz a mis espaldas hace que tiemble.

La voz de una mujer que dulcemente llama al niño

Y este, cuando la escucha, se queda en silencio y corre hacia ella.

Y es allí que reconozco a las figuras.

Eret y la Emperatriz.

Eret se aferra a su madre mientras que ella lo toma en brazos y comienza a cantar una canción de cuna para tranquilizarlo.

'Mama estará aquí'

Dice dándole una sonrisa a Eret pero la borra en el instante en que éste esconde su cabeza en el cuello de ella.

Y en ese instante, los ojos de la Emperatriz se clavan en los míos, como si reconociera mi presencia.

¿Qué diablos..?

La escena cambia abruptamente y una nueva presencia se coloca en mi frente

- "Bentornata, mia bella (Bienvenida de nuevo, hermosa mía)"

Una pequeña sonrisa sale de mis labios al reconocer aquella voz.


****POV Enma****

La Villana Es Realmente MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora