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—¿Qué te pareció Daegu? —preguntó Misuk a Seokjin la primera semana de viaje hacia Seúl. Era el único que le hablaba de los dos alfas que acompañaban a Namjoon.

Eun-jin le ignoraba.

Seokjin sabía que tenía sus razones. Llevar a un omega en un viaje tan largo, cruzando prácticamente todo Corea del Sur, era un riesgo innecesario. Minsuk era más comprensivo, entendiendo que necesitaba encontrar a alguien que era importante. Ninguno de los dos conocía a Taehyung directamente, pero Minsuk le entendía.

Seokjin volvió la vista desde la ventana del carruaje hacia Misuk, esbozando una sonrisa tímida.

—El clima es más seco que en Busán. Jamás había estado en un lugar sin playa.

Misuk asintió, comprendiendo.

—Yo nací en un lugar así—dijo sin dar más detalle.

Seokjin iba a preguntar cómo se llamaba ese lugar, pero Eun-Ji le interrumpió, comentando algo sobre el lugar al que se embarcaban. El omega miró a Namjoon y este esbozó una sonrisa de disculpa.

La siguiente semana pasaron por muchos pueblos pequeños, pero solo se detuvieron cuando llegaron a Daejon, otro de los destinos grandes. Los alfas bajaban, reunían a gente en el centro de la ciudad y cautivaban a cuantos pudieran. Seokjin se mantenía a una distancia prudente, maravillado con la elocuencia de Namjoon. Sus discursos tenían la capacidad de convencer y conmover. No obstante, el poder más grande del alfa radicaba en que el alfa lograba que las personas se identificaran, se sintieran cercanas. El omega entendía por qué la Causa lo necesitaba tanto. Ese carisma era un don que había que aprovechar.

Cuando no estaba en sus tareas, el alfa líder se mantenía conversando con él de pequeñas cosas, preguntando por su infancia, por los perfumes, por las personas que adoraba en Busán. Había algo tranquilizador en que hablara de cosas que le hicieran feliz y no mencionaran la razón de su viaje.

—Me encantaría conocer al señor Min—le comentó Namjoon el día en que ya se encaminaban a su penúltimo destino antes de Seúl. El pequeño hostal en el que pasarían la noche estaba lleno de gente. Los otros dos alfas conversaban con las personas que les habían seguido hasta el hostal. Todos estaban bebiendo sopa y té calientes después de un día agotador. —Se me hace como una persona que me agradaría un montón. Un alfa respetable.

—Es un poco excéntrico—le respondió Seokjin—, pero nos ha protegido siempre.

—Como dije, entonces, un alfa respetable—repitió, mirándole a los ojos, con una sonrisita de medio lado. 

Seokjin lo miró con curiosidad después de eso. Su sonrisa tenía algo tranquilizador, pero también había algo que bordeaba lo coqueto. Increíblemente, su lobo no se sintió incómodo. En cambio, sentía la misma curiosidad -aunque reticente- por el alfa.

No obstante, eran pocas las veces en que su lobo le prestaba atención a esas cosas. En general, mientras más se acercaban a Seúl, se iba poniendo cada vez más ansioso. Mientras los caballos recorrían el camino desde Suwon a Seúl, sus manos temblaban y respiraba con más intensidad de la normal. Fue tanto así, que sintió el aroma tranquilizador de Namjoon extendiéndose hacia él. Su lobo, contra todo pronóstico, lo agradeció. El aroma decía "aquí estoy, estás a salvo" y era lo que tanto Seokjin como su lobo necesitaban en ese momento.

No era el único nervioso. Minsuk golpeaba su pie contra el suelo del carruaje y la mirada de Eun-jin era más sombría que de costumbre. El único que se mantenía en una pieza era Namjoon. Había algo tenso en sus hombros que lo delataba, pero no había emitido ni siquiera un suspiro.

The scent of your skin || Omegaverse || Taejin-YoonminWhere stories live. Discover now