08

777 123 35
                                    

           

8

—¡Por la Diosa, Taehyung, deja de mirar como si quisieras matar a todo el mundo! —le reclamó Chanyeol, alegando con las manos.

El beta interpelado rezongó, mientras pelaba una manzana con un cuchillo. Jimin estaba a su lado y saboreaba una manzana que el mayor ya había rebanado para él.

Los tres betas estaban reunidos en la parte trasera de una tienda de verduras, que daba con una calle bastante concurrida. Chanyeol les había robado unas frutas para que pudieran comer. Ya era cerca de medio día y sus estómagos gruñían de hambre.

Se suponía que le enseñaran a Jimin cómo robar, pero Taehyung no dejaba de gruñirle al beta mayor cada vez que trataba de mencionar el tema.

—Es que Chimchim no necesita hacerlo—alego Tae, enfurruñado—, yo conseguiré el doble de comida por los dos. Ya lo he decidido. —Guardó el cuchillo en su roñoso bolso, dando por fin un mordisco a su manzana.

Chanyeol rodó los ojos, dispuesto a comenzar a discutir otra vez, pero el menor de ellos se adelantó a hablar.

—Eso no es justo, hyung—le dijo a Tae, chupándose los deditos por los que corrían gotas del jugo de manzana—. No es justo para ti. ¡Yo puedo ayudarte! Sabes que aprendo rápido.

—No, Jimin—gruñó rápidamente su amigo, negando con la cabeza.

El rubio dejó escapar un resoplido, enfadado. Chanyeol quería tomarlo en serio, pero cada cosa que hacía Jimin era profundamente adorable. Tal vez tenía que ver con su pelo rubio...

—¡Pero, hyung! —rezongaba el menor, pasándose las manitos por el cabello—. Yo quiero ganarme mi lugar en la Madriguera y si tengo que aprender a hacer algunas cosas, lo haré.

Chanyeol hizo un sonidito amortiguado y tanto Tae como Jimin voltearon sus vistas hacia él. Uno enfadado y el otro frustrado.

—El niño tiene un punto—dijo el más alto de los tres, encogiéndose de hombros.

—Cállate, Channie—le gruñó Taehyung—. Tú no tienes nada que opinar.

No le quedó más remedio que resoplar y rodar los ojos.

—¡Pero yo quiero hacerlo! —casi gritó Jimin, frustrado y con el ceño profundamente fruncido—. Tae-tae, enséñame y si no aprendo, dejaré que tú consigas comida por mí.

Por su parte, el beta de dieciséis años dejó escapar un largo suspiro, dando un nuevo mordisco a su manzana. Jimin no comprendía a lo que quería someterse. Una vida de ladrón era una vida con muchísimos altibajos, miedos y experiencias que le gustaría no haber vivido incluso a él. No podía exponer al niño a esas cosas, no cuando había pasado su vida al cuidado de las alfas en el Internado. Chimchim realmente no comprendía cómo era vivir en las calles.

Cómo era sobrevivir

Comió lentamente, mirando un punto en la lejanía, hasta que algo le hizo desviar la vista hacia Jimin. El niño le observaba con una súplica en la mirada y, aunque Taehyung sabía que debía mantenerse firme en sus decisiones, no podía resistirse a esos ojitos.

Soltó un largo suspiro.

—Chimchim, cuando digo que no, no es porque sea un aguafiestas. ¡Todo el mundo sabe que yo soy el rey de las fiestas! —Chanyeol soltó una risa y Tae le lanzó una mirada envenenada. Enseguida, Jimin estaba tirando de su camiseta con la manito para que le prestara atención—. Robar no es fácil—prosiguió—. Es muy peligroso. Es tan peligroso que, si cometes errores y te encuentran los oficiales de la ciudad, el castigo es la muerte. ¿A que no lo sabías? Porque sí. Los betas debemos, según ellos, estar con nuestras manadas y las leyes dicen que todo beta que cometa un crimen debe morir. Ah, y, por si no lo sabías, Chimchim, robar es un crimen.

The scent of your skin || Omegaverse || Taejin-YoonminWo Geschichten leben. Entdecke jetzt