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Han pasado 84 años...

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Seúl, Corea del Sur

Kim Namjoon miraba distraídamente la imagen de Jung Hoseok, que se reflejaba en la ventana junto con las miradas llenas de resentimiento que estaban lanzándole varios de los betas presentes en la reunión.

Ambos estaban en una de las tantas reuniones pro-liberación beta que se realizaban a escondidas del Gobierno, en una de las zonas menos concurridas de la ciudad capital. Kim Namjoon era uno de los alfas más influyentes en la Causa Beta, incluso entre las personas que estaban ajenas a la causa. Alto, moreno y con una increíble capacidad de convencimiento, Namjoon era uno de los líderes naturales del movimiento incluso siendo un alfa.

Alfa progresista, pensó él y aquello sonó muchísimo mejor en su mente.

Si bien el movimiento había sido en un principio exclusivamente de los betas, la ayuda de los alfas había sido indispensable en el proceso. Solo el año anterior habían logrado que los betas más pequeños pudieran recibir educación formal, tal como la recibían omegas y alfas. Quizá en la práctica no era del todo así, pero al menos ya habían logrado cosas muy importantes. Ahora podían aprender a leer y a escribir, y también a hacer operaciones matemáticas básicas; y ese era un logro significativo para aquellas personas que siempre habían sido obligadas a ser analfabetas. El reciente cambio en la Convención para el Tratamiento de los Betas resultó ser un gran golpe para el Primer Ministro Jung y los conservadores. Kim Namjoon sabía que la educación era una increíble herramienta tanto de liberación como de resistencia y el Gobierno también era muy consciente de ello.

El alfa moreno soltó un pequeño suspiro, volviendo a mirar a Hoseok. El omega apenas tenía veinte años y, lamentablemente, ya era objeto de insidiosas miradas de odio. El chico era bastante apuesto y tenía varios admiradores entre los alfas -aunque a muy pocos les gustara admitirlo-. Los omegas varones no eran muy bien vistos en la sociedad y al ministro Jung, le gustara o no, le pesaba ser padre de uno de aquellos omegas, porque sí, Hoseok (o Hobi, como a Nam le gustaba decirle de cariño) era el hijo del mayor de los conservadores del país. El muchacho no tiene la culpa, pensó el alfa. De hecho, Kim Namjoon sentía mucho que una persona como él tuviera un padre así. Hoseok se caracterizaba con siempre dar sonrisas a todos, aun cuando tuviera una mochila tan pesada que cargar. Es por eso que las miradas de reprobación que le lanzaban los demás betas hacían que su lobo se sintiera preocupado y molesto. El lobito de Hoseok mucho más pequeño y muy tímido y difícilmente sería oponente para un beta enfadado.

Volvió a soltar un suspiro, luchando con la necesidad de ir a ponerse a un lado de Hoseok a protegerlo.

—... Tendrá que viajar. —Escuchó decir en cambio a una de las betas líderes.

Namjoon frunció el ceño, tratando de volver a meterse en la conversación, a pesar de haber estado evadiéndola inconscientemente.

Observó a los demás betas asentir a la mujer y esperó hasta que ella volviera a hablar.

—¿Namjoon, te parece la idea? —preguntó ella, con las cejas alzadas y notoriamente esperando una respuesta.

—Perdí un poco el hilo de la conversación—respondió el alfa con una suave sonrisa conciliadora, aquella que lo había hecho famoso entre los betas—. ¿Podrías iluminarme un poco, Ji?

—Queremos realizar un viaje por los pueblos, pero necesitamos que viajes . Con tus discursos seremos capaces de llegar a muchísima más gente. Necesitamos que todos los alfas y omegas a lo largo del país se unan a la causa y tú eres el indicado para ello—respondió ella con una sonrisa en la voz—. Eres una de nuestras armas más poderosas, Kim Namjoon.

The scent of your skin || Omegaverse || Taejin-YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora