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Tanto Taehyung como Seokjin observaban cómo dormía Jimin en la cama del omega. Le dieron un baño para quitarle toda la suciedad del incendio y Seokjin le prestó una camiseta suya (que le quedaban graciosamente enorme) para que pudiera dormir. Luego, lo acostaron en la cama del omega, donde Jimin se acurrucó y terminó por entregarse a los brazos de Morfeo al cabo de unos minutos. El niño debía estar exhausto después de tantas emociones por un día, pensó Seokjin. Jimin relató todo por lo que había pasado mientras le bañaban, desde la llegada del comprador al Internado hasta la causa del incendio. El omega estaba seguro de que un niño no debía pasar por nada de eso, fuera de la casta que fuera. Incluso su lobo estaba de acuerdo con él, exigiéndole desesperado que cuidara de aquel pequeño de cabellera rubia, expeliendo aquellas feromonas calmantes que solo los omegas poseían. Tanto Taehyung como Jimin tenían ojitos adormilados y Seokjin sabía que era el efecto de su propio lobo tratando de calmarles. 

La luz de la lamparilla de gas iluminaba el rostro de Jimin apenas. Se abrazaba al muñequito que le había regalado el beta mayor, con el ceño fruncido, teniendo sueños intranquilos. Seokjin suspiro, apoyado contra el umbral de la puerta de su habitación. Su lobo seguía inquieto.

—¿Qué harás ahora que Jimin está contigo? —preguntó al beta en un susurro.

Escuchó un sonoro suspiro de Taehyung tras él. 

—Cuidarlo. No lo devolveré al Internado para que ese bastardo se lo lleve. —Seokjin se giró y vio a Taehyung pasándose las manos por la cara con cansancio—. ¿Sabes lo que significa que esos desagradables alfas compren niños betas? Solo malas noticias. Muy malas noticias. Chimchim no puede volver a estar expuesto a eso. 

Seokjin miró al niño otra vez, sintiendo una tristeza muy profunda por la vida que le tocaba a los betas solo por no haber nacido con un lobo presente como ellos. Jimin era un niño igual a cualquier alfa u omega. Inocente, vivaz, deseoso por explorar. Le parecía increíble que alguien quisiera hacerle daño a alguien tan vulnerable. No entendía por qué la sociedad castigaba a las personas.

Era un pensamiento usual que tenía desde que había comprendido los sentimientos que albergaba por Taehyung. 

—Entonces, hiciste bien en traerle—murmuró con suavidad, para no despertar a Jimin. 

—El problema es que solo tiene ocho años—dijo Taehyung. Seokjin podía escuchar sus pasos acercándose tras él y se tensó cuando sintió como las manos del beta pasaban por su cintura y apoyaba el mentón en su hombro, abrazándole desde atrás. A pesar de que lo había tomado por sorpresa, no quiso alejarlo. La calidez de Tae se sentía muy bien. Su lobo creía lo mismo. —No sé cómo voy a cuidar de un niño si apenas puedo cuidarme a mí.

—Y-yo podría ayudarte—balbuceó el omega, todavía tenso, pero acariciando ligeramente una de las manos de Taehyung—. Quizá Jimin pueda quedarse aqu-...

—No, Seokjin—El beta era tajante. —No puedo exponerte a eso. Si encontraran a un niño beta sin manada contigo, los dos correrían peligro.

—No es así—replicó Jin, frunciendo el ceño a pesar de que Tae no podía verle—. Solo tenemos que ser cuidadosos, por la noche él podría venir a quedarse aquí y-...

—No. Podemos cuidarlo ambos, pero él tiene que venir conmigo a la Madriguera. Los chicos no estarán felices de tener un niño entre nosotros, pero no van a abandonarlo. Es más seguro para todos.

Seokjin soltó un gran suspiro, resignado. El beta podía ser muy cabezota cuando quería.

—Les conseguiré comida, entonces—dijo al fin.

The scent of your skin || Omegaverse || Taejin-YoonminOnde as histórias ganham vida. Descobre agora