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Si alguien le hubiera dicho a Seokjin que tendría a Kim Namjoon, el alfa líder de la Causa Beta, sentado en el desastroso sofá de la perfumería, habría pensado que era una grandísima broma.

No obstante, ahí le tenía. A un alfa que se veía demasiado grande y fuera de lugar en ese espacio, mirando la tienda con discreción mientras sostenía una taza de té humeante que él mismo había preparado en un afán de calmar a Seokjin.

El omega estaba sentado en una silla frente a la pequeña mesita que utilizaba de comedor. El llanto desconsolado que le había azotado dimitió lentamente hasta convertirse en apenas un hipido suave. Era lo único que se escuchaba en el silencio que los envolvía a ambos. Sabía que tenía los ojos hinchados y que seguramente su imagen no era la más presentable para un alfa tan importante como Kim Namjoon, quien incluso tenía esa forma de hablar distinguida y con mucho vocabulario de los alfas en la política. Lo sabía porque el alfa le había hablado lenta y dulcemente de muchas cosas sin importancia, en un amable gesto tranquilizador. Su lobo omega agradecía al alfa, pero de todas formas se quedó escondido en su interior, apenas mirando al contrario con más suspicacia que curiosidad.

—Siento mucho haberme puesto así, señor Kim—se disculpó Seokjin en una voz suave, rompiendo el silencio mientras miraba el vapor de su taza—. Usted no tendría que haber visto este arranque de lágrimas, pero le agradezco mucho su amabilidad—dijo alzando la taza algunos centímetros en dirección al moreno.

Cuando sus ojos se encontraron, el alfa sonrió. Tenía una sonrisa muy curiosa y tranquila. A pesar de los labios cerrados, se le formaron dos margaritas en las mejillas.

—Le pido que no me diga señor Kim, por favor, llámeme Namjoon—Fue lo primero que le dijo a Seokjin, con una voz muy calma y grave—. Y por favor, no me pida disculpas. Es muy probable que mi reacción hubiera sido muy parecida de haber recibido la nota de alguien a quien estimo mucho.

Seokjin sonrió de medio lado. No creía que fuera cierto, pero agradeció internamente el intento de ponerse en su lugar.

—Gracias... Namjoon—respondió el omega—. Usted también puede llamarme Seokjin.

Aquello iluminó un poco los ojos del alfa.

—Le tomaré la palabra—dijo el alfa. Luego volvió a echar una mirada a la tienda—. ¿Así que este era el hogar de Taehyung?

—No realmente—contestó el omega, repitiendo la acción de Namjoon al mirar el lugar—. Él vivía por aquí y por allá. Muchas veces le dije que viviera conmigo, pero... en esos tiempos era bastante peligroso. —Sonrió recordando los ojos traviesos de Taehyung cuando llegaba a la perfumería por las noches.

Y eso no lo detenía de colarse aquí cada vez que quería, pensó con cariño. En las sonrisitas del beta, en sus manos grandes infiltrándose bajo su camisa cada vez que tenía la oportunidad, haciendo que Seokjin se retorciera por las cosquillas. O esos ojitos traviesos que colocaba cada vez que iba a besarle.

—Sí, bueno—continuó Namjoon, ladeando un poco la cabeza, sacando a Seokjin de sus pensamientos—. Ningún lugar es seguro para un beta.

Cierto, pensó Seokjin soltando un suspiro cansino.

—Este siempre es el momento de la conversación en la que me gustaría que el mundo fuera tan diferente.

Namjoon asintió con la cabeza, como si entendiera lo que decía.

—¿Será así para todos? —preguntó Namjoon, pensativamente.

—¿Queres cambiar el mundo? —El omega se encogió de hombros—. Bueno, supongo que sí en algunos aspectos de la vida. Pero en lo importante... muchos alfas tratan a los betas peor que a una paria. Hay muchas personas que no quieren que las cosas cambien, honestamente. ¿No es así con los conservadores? —Namjoon asintió, así que Seokjin continuó—. Quieren conservar las cosas tal cual. Pero Taehyung...

The scent of your skin || Omegaverse || Taejin-YoonminWhere stories live. Discover now