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Taehyung sabía a lo que Channie se refería con sus palabras, pero no se sentía dispuesto a darles el peso que tenían.  Sabía que una relación con Seokjin era difícil y si era sincero, ese era el eufemismo del siglo. Una relación con el omega era todo problemas por dónde se le mirara, pero el beta sabía que, al menos, valía la pena intentarlo y quizá, si lo intentaba lo suficiente, una relación entre ambos podría dar frutos. 

O al menos, eso esperaba.

Porque, a su pesar, Tae no tenía mucho para ofrecerle al omega. Su primer error era haber nacido beta, porque eso significaba ser esclavo o ser un renegado pobre. Sí, era bueno robando, pero ¿aguantaría mucho más de aquella forma? Aunque le doliera asumirlo, no tenía nada más que ofrecer que el amor más sincero que había sentido en su vida.

Y todo sin contar a Jimin. Proteger al cachorro era un agregado a todo el problema que resultaría ser una familia. Sabía que Channie y Seokjin le ayudarían a criarlo, pero siempre estaría en peligro. No solo él, todos.

Taehyung se agarró la sien sintiendo el inminente comienzo de un dolor de cabeza. Con un suspiro, agarró la pequeña cantimplora de la cinturilla de su pantalón y bebió un poco de agua. Estaba casi llena. Había mentido, lo de llenarla había sido solo una excusa para poder ordenar sus pensamientos.

¿Qué podía ofrecerles a Seokjin y a Jimin?

La pregunta seguía dando vueltas en su cabeza cuando empezó a escuchar un ajetreo. Al principio, solo pensó que podía tratarse de alguno de esos comerciantes que ofrecían sus productos con demasiado entusiasmo, pero conforme fue escuchando que las voces se hacían más apremiantes y a un oficial de policía correr en dirección a donde estaba Chanyeol, su estómago se apretó.

Un "no" fue todo lo que logró hilar su cabeza antes de encaminarse por los rincones más despoblados hasta el lugar donde se suponía que debía estar su hyung.

Oía las voces de la gente, exclamaciones, personas gritando "beta inmundo" u otras personas preguntando por el bienestar de... ¿una niña? La desesperación comenzó a crecer como una planta envenenada a través de su cuerpo y el miedo se clavó en él como las lancetas de miles de abejas.

—Beta inmundo. ¡Qué le hiciste a esa niña!

—¡Alguien que lo agarre! ¿Dónde está su dueño?

— ¡Es un renegado!

No, no, no.

Tan rápido como pudo, se hizo paso entre los callejones hasta que fue capaz de llegar al mismo lugar donde antes Channie había hablado con él. Pero no estaba ahí. Chanyeol hyung no estaba en la seguridad de los callejones. Rebuscó con la mirada por algún rincón en donde pudiera estar escondiéndose, donde pudiese encontrar los grandes ojos de su mejor amigo, pero no pudo. Su pecho se resentía, porque sabía que lo único que debía hacer era mirar hacia el frente, hacia la calle.

Así lo hizo y lo vio.

Taehyung siempre había admirado a Chanyeol hyung por su gran altura. Recordó esos días en que ambos contaban con menos años y jugaban en las praderas, más allá de la Madriguera, mientras su mayor le hacía bromas, obligándolo a alcanzar naranjas que alzaba hacia lo más alto del cielo solo por diversión. Taehyung recordaba haberse enfadado porque realmente quería probar aquellas exquisitas naranjas, pero nunca pudo resistirse a la risa de su hyung. Así que, después de tratar de escalarlo y finalmente conseguir la fruta, ambos terminaban de espaldas, tentados de risa, olvidando lo terrible que podía ser el mundo.

The scent of your skin || Omegaverse || Taejin-YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora