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Taehyung estaba agazapado detrás de una carreta, esperando el momento preciso en que el beta que estaba alimentando unos pollos se descuidara. Estaba en el centro de la plaza del pueblo de Busán, el lugar donde la mayoría de las personas llevaba a cabo sus negocios. Los comerciantes se asentaban cada mañana, con sus mejores productos, esperando que el día fuera exitoso. Por ello, no era raro ver a comerciantes con sus mejores animales a la venta, en corrales improvisados. Es por eso que el adolescente sentía su estómago arder del hambre que sentía y si lograba hacerse con alguna de las aves, podría llevarle un buen bocado a Jimin al Internado.

Chimchim.

Sabía que en ese lugar no comía bien y un pedazo de pollo, a pesar de que no era una exquisitez, sería bueno para su salud. El niño era demasiado pequeño y estaba demasiado flaco. Tae realmente no podía comprender cómo era que las Superioras pretendían vender sirvientes a las grandes manadas si cuidaban tan mal a los pequeños betas que vivían ahí. Su pobre Chimchim estaba prácticamente en los huesos y eso no era bueno para un niño de ocho años.

Los alfas y omegas de la misma edad de Jimin y que veía recorrer las calles con tranquilidad, eran niños rechonchos, con las vidas hechas.

Injusto. Totalmente injusto.

Incluso él mismo estaba demasiado delgado, enjuto. Pasarse la vida robándose el alimento era duro, pero al menos, podía decidir en buena parte qué comer. Como ahora, en que miraba atentamente al mismo beta que alimentaba a las aves, tomar una pequeña cubeta y caminar en dirección al pozo del centro del pueblo.

La plaza era un lugar peligrosamente concurrido, pero Taehyung sabía que los pollos que se comercializaban ahí eran bastante más grandes que los que estaban en las afueras, y sentía tanta hambre en ese momento, que definitivamente no estaba pensando con la claridad necesaria para sobrevivir. Así que, aprovechando su oportunidad, salió corriendo a pescar una de las gallinas más gordas del corral. No obstante, y para su inminente peligro, no se percató de que uno de los guardias de la ciudad estaba pasando a metros de él y una señora ceñuda lo observaban.

—¡Está robando! ¡Ese beta está robando!—gritó la vieja omega con una voz aguda capaz de destrozar tímpanos.

Enseguida, todas las miradas al interior de la plaza viajaron hasta Tae. Alfas, omegas e incluso betas le observaban con expresiones que iban desde el enfado a la sorpresa, mientras que Taehyung, con el alma en un hilo, corría, olvidando la gallina, olvidando su hambre, solo preso de un miedo arrollador.

Había veces en las que pasaba eso, en las que no era lo suficientemente invisible al robar cosas. Momentos en que era lo suficientemente tonto, como para exponerse a pleno día en el lugar más concurrido del pueblo.

—¡Detente! —gritó el oficial, blandiendo una de sus mano en el aire, mientras que con la otra trataba infructuosamente de desenfundar una pistola de pólvora. Sin embargo, y para suerte del beta, el ritmo al correr no se lo permitía.

Taehyung ni siquiera echó un vistazo hacia atrás.

No podían atraparlo. No. Para un beta como él ser atrapado era muerte segura.

Y, por supuesto, no podía darse el lujo de abandonar a Jimin.

¡Por la Luna!, pensó Taehyung. Se encontraba asombrado y asustado mientras corría por las calles, tratando de zafarse de todas las manos que trataban de tomarlo. ¿Por qué había sido tan descuidado? ¿Cómo? Una mujer alfa se le cruzó en el camino, tratando de detenerlo y capturarlo, pero Taehyung, siendo tan delgado y tan ágil logró esquivarla con algo de dificultad.

The scent of your skin || Omegaverse || Taejin-YoonminWhere stories live. Discover now