Capítulo 16.

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Maestra pasando lista: Digan presente

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Maestra pasando lista:
Digan presente.

Londres, 25 de marzo del 2020

Suelto un bostezo y apoyo todo mi cuerpo en la pared, me siento tan cansada y tengo mucho sueño, todos estamos esperando que la maestra terminé de evaluar la pintura de Marie para que siga con el próximo, esta evaluación es por orden de llegada y me cogió lo tarde, mi alarma no sonó, me puse lo primero que encontré y ni me maquillé, ni siquiera tuve tiempo de desayunar. Rosé entra a pasos decididos a la clase y frunzo el ceño cuando observo que tiene sus manos metidas dentro de su hoddie y ella me sonríe cuando ve que la estoy mirando.

Rose es la personificación de la ternura, es mucho más bajita que yo, siempre tiene una linda sonrisa y su cara está llena de pecas y nunca usa maquillaje, es la única que me cae bien de este salón, siento verdadera aversión por el resto de los estudiantes y nunca olvidaré como se burlaron de Constantino por ser un becado.

¿Qué tiene de malo ser becado?

Deseo tanto que a ese grupo se les estropee las manos y nunca más puedan volver a pintar. Rose saca sus manos de su hoddie y extrae de ahí dos cafés y una bolsita transparentes con frutos secos, me hace señas para que camine detrás de ella y nos movemos hasta el rincón del salón y me pasa uno de los cafés con los frutos secos.

—Te traje esto, tienes mala cara, ¿estás bien? —susurra bajito y puedo escuchar la preocupación en su voz.

—Me levante con el pie izquierdo, gracias por el café, me has salvado de quedarme dormida en plena clase.

—¿Estas emocionada por la exposición? —le doy un sorbo al café y mi estómago me lo agradece —. Yo cuento los días que faltan, estoy muy emocionada y ansiosa.

—Me emociona, pero también tengo nervios de ver si les gustará o no mis pinturas.

—¿Qué dices? Si tú eres una de las mejores de la carrera —su voz sale media chillona y la abeja reina nos mira con desdén desde su trono y yo levanto el dedo del medio y luego le lanzo un beso y ella hace una mueca de asco y su grupito me fulmina con la mirada.

—Somos las mejores.

Terminó de beberme mi café y sonrió cuando la maestra elogia la pintura de Constantino, él tiene un estilo muy propio y diferente, su arte llegará muy lejos, todos aquí lo saben y por eso le tienen envidia, reviso mi teléfono y no hay mensajes de Damon, suelto un suspiro, le envío unos buenos días, ya debe de estar en la empresa o eso creo. Le toca a Rose y luego de ella voy yo, hago un baile de felicidad, somos casi las últimas, así que la clase ya se está acabando y podré irme rápido de aquí.

En un abrir y cerrar de ojos la profesora está a mi lado mirando fijamente la pintura, mis nervios están a flor de piel, mis manos tiemblan y trato de normalizar mi respiración, comienzo a cantar mi canción favorita en mi mente para tratar de distraerme y suelto un lento suspiro cuando funciona.

Obsesión Peligrosa ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora