Obsesión Peligrosa ✓

Capítulo 30.

Maestra pasando lista.
Digan presente:

Roma, Italia, 08 de mayo del 2020

—Hoy pasaré todo el día contigo.

—¿En serio? ¿No tienes trabajo en la oficina? No es que me queje, amo pasar el tiempo contigo, pero no me gustaría ser una distracción e interponerme en tus cosas, ya sabes —sus brazos rodean mi cintura.

—Nunca serás una distracción —deja un beso en mi nariz y sonrió —. Debería de volver a Londres a supervisar la obra de club, se atrasó por unos materiales, pero confío en el ingeniero, así que me tomaré unos días de descanso.

—Por lo menos no eres un obsesivo con el trabajo, papá estaría plantando en la obra hasta que todo salga bien.

—A veces hay que dejar que las cosas fluyan, aunque hay un alto riesgo de que todo se vaya a la mierda.

Me río a carcajada, he estado durmiendo en su habitación desde que él llego aquí, a veces no lo siento cuando se levanta para irse al trabajo, otras veces siento cuando besa mi rostro y se despide de mí, no es normal las sensaciones que invaden mi cuerpo cuando estamos juntos, a centímetros, en silencio, besándonos, riéndonos o simplemente mirándonos, me da miedo admitir en voz alta lo que me hace sentir, pero llegará el día en que me arme de valor y se lo diga de frente.

Nos miramos a través del espejo, estoy untándome protector solar en el rostro, para ir a desayunar, estos días la he pasado de maravilla, cuando ellos no están en la casa, ayudo a Dianora, nos hemos sentado a platicar de todo un poco, conociéndonos más, lo mejor de todo esto es el trato, me hace sentir cómoda, ella busca la manera de que me integre, se lo agradezco mucho, todavía no he empezado con mis clases de equitación, ya que Dante es un chico muy aplicado, a pesar de ser fiestero.

A veces siento que tanto Dianora como Dalila saben que lo que pasa entre Damon y yo, pero como ninguna hace preguntar referentes a eso, no puedo quitarme la duda, trato de actuar de manera normal cuando estamos todos juntos, pero él no me la pone fácil, salimos de la habitación y entrelaza nuestras manos, quizás no sea la gran hazaña que se quede hoy conmigo para pasar el rato juntos, pero me hace muy feliz, aunque llega temprano de su empresa, no es lo mismo que estar todo el tiempo viéndonos.

—Buenos días mamá.

—Buenos días cachorro.

Reprimo una risita al ver la cara que pone Damon.

—Buenos días Dianora.

—Buenos días mi niña, ¿Cómo amaneciste?

—Muy bien ¿Y usted?

—De maravilla, estar aquí con mis hijos es espectacular, me hace recordar cuando veníamos a pasar el verano todos juntos, era una buena época.

—Papá dice que vendrá a la fiesta de Dalila.