Capítulo 24.

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Londres, 19 de abril del 2020

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Londres, 19 de abril del 2020

Estoy en el spa con la abuela, hoy es un día de chicas, me están haciendo un masaje en la espalda y suelto varios jadeos por lo bien que se siente, me siento más relajada, menos pesada, más liviana, la escucho reír y brindar con sus amigas, le están haciendo unos masajes en los pies, están planeando un viaje por las Bahamas para este verano, una de ellas dice que quiere salir corriendo lo antes posible para allá, porque su hija le quiere dejar a los nietos e irse a disfrutar la vida.

La abuela da gracias a Dios, de que sus nietos son mayores de edad y que sus hijos no piensan traer más bebés al mundo, yo no estaría tan segura de eso, pero como no están hablando conmigo, no opinaré, suspiro de alegría, cuando me bajo de la camilla y me siente mucho mejor, estiro mis brazos y mi cuello, agarro una copa de champagne y me siento en uno de los sillones, al rato me traen unos aperitivos, frutos secos con arándanos y yogurt griego, sé que esto lo mando a pedir la abuela para mí.

Mi teléfono suena, pero lo ignoro, me hago una idea de quién es el insoportable que me está llamado, lo bloqueo de un número y aparecen cinco más, no lo recordaba así, tan intenso e insufrible, me recuerdo a mí misma que hoy es un día para quitarme el estrés, no para darle importancia a él o lo que sea que me quiera decir, me pintan las uñas de un color neutral, medio crema, medio marrón, me gusta como se ve.

—¿Ya te sientes mejor, bonita?

—Sí abuela, me siento como nueva.

—Te lo dije, los masajes que hacen aquí, rejuvenecen, por eso me veo más joven y no me creen cuando digo mi edad.

—Señorita Eloise, usted se ve mejor que cualquiera que tengan treinta años.

—Lo sé —se mira en el espejo y se unta pintalabios —. Soy demasiado hermosa.

—Que arrogante.

—No es arrogancia, mis genes están en ti, eres bella gracias a mí.

—Gracias por su generosidad y por hacer que mi papá me hiciera así de preciosa.

—De nada.

Se aleja y yo me río a carcajadas, la abuela es así de dinámica y autentica, muchos dirían que es una señora superficial porque siempre viste impecable, siempre esta maquillada y bien peinada y no sale de la casa si no se siente cómoda y bella, desde joven era así y hasta el sol de hoy lo sigue siendo, siempre decía que cuando fuera grande me gustaría tener un poco de su personalidad, aparte de que es una mujer hermosa, es muy inteligente pero como ella es en cada momento es lo que la hace insuperable.

Salgo de la habitación cambiada y me siento para que me arreglen el pelo, le pido que me hagan hondas permanentes, aunque sé que solo me duraran una semana, la chica me da opciones de cómo podría teñirme o intensificar mi color, soy de las que les gustaría experimentar con los cambios de imágenes, pero me da miedo que al final no me guste o que me quede horrible, así que siempre me voy por lo seguro, algún día podré teñírmelo, mientras tanto, no lo haré. La abuela se acerca con sus amigas y casi están terminando conmigo, ya es hora de comer, mi estómago me pide a gritos algo grasoso.

Obsesión Peligrosa ✓Where stories live. Discover now