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"Un deseo que se convirtió en telarañas llenas de mentiras, un enredo de engaños, con pasión y dolor.
Un amor lleno de destellos de luces, que cegó, envolvió, destruyó y evolucionó todo a su paso.
La vida le enseñará que las obsesiones suelen se...
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Maestra pasando lista: Digan presente.
Roma, Italia, 26 de abril del 2020
—¿Cómo me veo?
—Como una diosa.
Estoy en el baño del hotel con la abuela, ya todos están en el salón de eventos, tuve un pequeño contratiempo con el vestido que me iba a poner y ellos se adelantaron, de todos los vestidos que traje, ese me gustaba más, pero lo rompí sin querer cuando me lo estaba poniendo, era un azul intento, con un escote en forma de corazón, una belleza, entre en crisis, porque no sabía que me a poner y no tenía tiempo para salir a comprar otro.
Así que tuve que improvisar, deje la negatividad de lado y me puse a rebuscar en mi maleta, encontré un vestido rojo vino, demasiado sensual para la ocasión, con la espalda descubierta, un escote en la pierna izquierda y un escote en el pecho, espero que no haga mucho frío esta noche, me veo bien, a pesar de todo, las hondas que tiene mi pelo le dan el toque a la vestimenta, sé que voy a robar muchos suspiros esta noche.
Nos abren las puertas del gran salón y todos miran hacia nosotras, busco a mi papá entre la multitud y lo veo al fondo hablando con unas personas, la abuela coge dos copas de champagne y camina detrás de mí, espero que esta fiesta no duré mucho tiempo, no conozco a nadie aquí y sé que me voy aburrir muy rápido, la abuela me susurra que hay unos chicos mirándome, diciendo que el vestido ha dejado anonadados a todos y me río.
—Papá, ya llegamos —envuelve sus brazos alrededor de la abuela y ella sonríe.
Nos presenta al grupo de personas que está con él y mis ojos se mueven entre la multitud buscando una cara conocida, porque no pienso quedarme aquí escuchando que hablan sobre gráficas y números, por lo menos la música que ponen es moderna, me desanimo cuando no veo a nadie, pero mis ojos reparan a alguien a lo lejos, le digo a la abuela que iré a saludar a un conocido, caminando por el lugar, me doy cuenta que hay muchos jóvenes aquí.
Agarro una copa de champagne, él esta despaldas a mí, inclinado a la mesa, sus ojos fijos en los platos de aperitivos que hay, tratando de escoger entre el queso envuelto en una rodaja de jamón o caviar, yo elegiría el queso, no sé qué le encuentran al caviar, eso es huevo de pez, de solo mirarlo el reflejo de vomito llega a mí, no volvería a probar eso nunca en mi vida, bebo un poco de la copa para endulzarme la boca y carraspeo.
—Yo elegiría el queso envuelto, a menos claro, que quieras comer huevo de pez.
—Gianna.
—Fabiano, ¿Cómo estás? —alzo la mirada buscando algún rastro de los repetidos, pero no los encuentro.
—He tenido días mejores, Hector está en el baño y Henry salió por ahí, no tardan en llegar.
—Espero que Ry, no haga de las suyas, no hoy y no aquí.
