Capítulo 20.

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Digan presente: ✍️

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Digan presente: ✍️

Londres, 12 de abril del 2020

Estoy nerviosa, hoy es la exposición y me desperté demasiado temprano, me pasé la mañana entera en el ático mirando las pinturas que hice para presentarlas y tengo un sentimiento raro en la boca del estómago, hice un poco de yoga para tranquilizarme, pero ni eso ayudo.

Tengo un nudo horrible en el estómago y se porque, estoy sentada en la terraza tratando de comer algo, la abuela desde que me vio supo me sentía así y mando a preparar mi desayuno favorito, tortilla de huevo con pan, frutos secos con avena y zumo de naranja con leche, ha pasado dos veces por aquí para supervisar que estoy comiendo y le sonrió cada vez que mete su cabeza por el umbral de la puerta.

Mi teléfono no ha parado de sonar, todas las personas que son allegadas a mí, me andan mandando mensajes de buena suerte y aunque es algo simple, mi corazón se llena de alegría, que alguien se tome un minuto de su tiempo para dedicármelo es gratificante, el sol está brillando en lo alto, burlándose del cielo y las nubes que hace una hora parecía que iba a llover con fuertes brisas.

—¿Cómo amaneció la mujer más hermosa de este mundo? —levanto la mirada de mi plato y sonrió cuando besa mi mentón.

—Por lo visto, no mejor que tú papá —lo observo y detrás de él, viene mi tío con cara de ensoñación —. ¿Te quitaste la barba? ¿A quién quieres impresionar esta noche?

—A nadie —se sienta en la silla al frente de mí y mi tío a su lado, traen más comida a la mesa y ellos se sirven y empiezan a comer.

—¿Está bonito el día verdad tío? —casi me atraganto con el pedazo de fruta cuando veo la mirada que me lanza —. ¿Te caíste de la cama esta mañana?

—No he dormido nada, me levante con el pie izquierdo.

—Se nota.

Comemos en silencio, la abuela entra con una taza de café y se sienta a mi lado, ella es de las que se acuesta temprano y se despierta temprano, creo su propio reloj tanto para dormir como para comer, es demasiado organizada en cuanto a eso, frunzo el ceño dándome cuenta que faltan los mellizos y en ese momento hacen acto de aparición.

Hector revisa su teléfono mientras agarra un plato y Henry bosteza y se estruja los ojos, la abuela se ríe entre dientes y da un pequeño sorbo a su café, son las diez de la mañana si fuera por ellos dormirían hasta las tres de la tarde, eso quiere decir que ella los mando a despertar, o mejor dicho a Ry, porque Tor es mañanero, le gusta correr y hacer ejercicios temprano.

—¿A qué hora es la exposición? —dice papá mientras revisa su reloj.

—A las seis.

—Bien, estaré aquí a las cinco —se levanta de la silla y tira la servilleta al lado de su plato, palmea el hombro de mi tío —. Nos vemos en la empresa.

Obsesión Peligrosa ✓Where stories live. Discover now