Capítulo 35.

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Roma, Italia, 22 de mayo del 2020

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Roma, Italia, 22 de mayo del 2020

La semana se ha ido volando, la casa está llena de personas, sonriendo, haciendo brindis y celebrando, hoy es la fiesta de Dalila, ha invitado a sus amigos de la alta sociedad, según ella los veinticuatros son los nuevos dieciocho, si ella lo dice hay que creerle, no he salido de mi habitación, aunque la fiesta empezó hace una hora, me siento incomoda, el vestido que quería ponerme me pica en el cuerpo y me siento tan frustrada.

Hoy me levanté con el pie izquierdo, no puede ser que todo lo que tenía en mente me salga tan mal, me siento en la cama para meditar durante un rato, ya me maquillé y me peine, solo necesito serenidad para buscar un vestido que me quede como quiero y salir a disfrutar la noche, tocan la puerta y entran, abro mis ojos Damon me observa desde el umbral mientras la cierra, va vestido con un traje a su medida, no trae corbata y esa creciente barba lo hace ver más sexy de lo que es.

—¿No vas a bajar?

—No sé qué ponerme, el vestido que tenía en mente me arruino el ánimo y ahora estoy entrando en una crisis —tiene sus manos detrás de su espalda —. ¿Qué escondes?

—Un regalo.

—¿Para mí?

—Sí, cierra los ojos.

Y lo hago, suelto una pequeña risita cuando lo oigo caminar por la habitación, la cama se hunde cuando pone algo al lado de mí, muevo mis manos para tantear que es, pero me dice que no sea tramposa y que esperé hasta que él diga que puedo abrir los ojos, no sé qué está haciendo, pero me impaciento y hago un berrinche, se ríe y me dice que ya puedo hacerlo, veo una caja grande, frunzo el ceño y me apresuro a destaparla, suelto un jadeo cuando veo lo que hay dentro.

Es un hermoso vestido blanco, toco la tela, es suave y no se transparenta, me levanto de la cama para ponérmelo, lo saco de la caja con mucho cuidado y suelto un grito de emoción cuando veo el entre abierto en la pierna, me encantan los vestidos así, le pido que me ayude a subir la cremallera, me veo en el espejo a cuerpo completo, me queda como si lo hicieron a mi medida, le sonrió y me alzo para besarlo, solo me falta ponerme lápiz labial, los tacones, un poco de perfume y estaré lista para salir.

—Gracias es precioso el vestido.

—Ponte la corona.

—No, el vestido es demasiado, aunque sé que ahí abajo hay mujeres muy extravagantes, pero me siento segura y bonita así.

—¿Te espero?

—Solo si tú quieres.

Termino de arreglarme, él se agacha para atar mis tacones y salimos de la habitación, la fiesta se está celebrando en el salón principal de la casa porque es el más grande y hace demasiado frío para hacerlo en el jardín, las escaleras están decoradas con pequeñas rosas negras y moradas, Dalila prohibió que vinieran de morado a su fiesta, ya que es su color favorito y su vestido también es de ese color, veo a los camareros saliendo de la cocina con bandejas de champagne y con canapés.

Obsesión Peligrosa ✓Where stories live. Discover now