Un Lugar en La Mesa

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Habían pasado tres años desde que la guerrera del mechón plateado empezó a proteger las entradas del castillo. Alysanne no usó la armadura que le hicieron porque le quedaba demasiado grande, pero si usaba una espada de acero que le habían mandado hacer.

Con el tiempo pasó de ser la vigilante de las puertas a ser la guardia de los príncipes más pequeños, a los que cuidaba también cuando la nodriza iba al baño o a algún pendiente. En la primera ocasión el principe Aegon comenzó a llorar y ella lo cargó entre sus brazos consolandolo.

También su relación con sus medias hermanas era buena, las solía acompañar mientras ellas bordaban y siempre le decían que le podían enseñar pero ella se acordaba de su  propia madre y prefería solo observar.

Con el principe Jace tenía poco trato, pero ya el siempre que se la encontraba la trataba como una dama en lugar de un guardia, la llamaba "Lady Alysanne", le preguntaba cómo estaba o si ya había comido.

Y su mejor amistad la hizo con el principe Lucerys, cuando tenía una pesadilla en las noches la encontraba en los pasillos y le pedía que entrara, Alysanne lo acompañaba alumbrados con las luces de las velas y le contaba historias de Bravos.

Una de esas noches donde el principe Lucerys despertó, se levantó asustado, abrió su puerta y la encontró recargada cerca de la ventana.

-Aly... ¿Puedes acompañarme?

-Si, mi príncipe. - entró a la habitación siguiendo al niño pequeño- ¿Nuevamente pesadillas?

-Si... - suspiro el niño sentado en la cama.

-¿Quiere contarme?, ¿O prefiere una historia? - Alysanne se sentó al borde de la cama. Lucerys no hablaba de sus pesadillas.

-Es que... Soñé con mi tío Aemond. - dijo el niño, bajando su mirada. - Soñé cuando le quité un ojo.

-Eso no lo sabía... ¿Tu quitaste un ojo? - era extraño escuchar, Lucerys con trabajo mataba una mosca.

-Si... En el funeral de la tía Laena, él reclamó a Vhagar, el dragón de ella, y ese dragón le correspondía a Rhaena... Le fuimos a reclamar... Nos llamó bastardos... - el niño de once años suspiró de nuevo. - Y yo tomé una navaja y le di en el ojo... Y el perdió el ojo.

-Wow... - Alysanne tomo su manita.
-No es wow, yo no quería quitarle el ojo. Yo solo quería que cerrará la boca y dejara en paz a Jace.

-A veces, las personas necesitan lecciones, robó un dragón, y la vida le quitó un ojo... Tu solo fuiste un instrumento del destino. Ahora sabe que quien te ofenda, perderá un ojo. - Le sonrió al pequeño.

-Debe odiarme... Siempre que me acuerdo me siento mal... De por sí ya nos veían feo, después de eso nos tuvimos que venir a vivir aquí.

-Defendiste a tu hermano, eso no tiene porqué hacerte sentir mal... Los actos de él tuvieron consecuencias... Estoy orgullosa de ti, pequeño pajarito.

-¿Si? - los ojos de Luke se iluminaron.

-Claro que si, mi príncipe. - Luke la abrazó, siempre se sintió unido a su madre y a su hermano, pero veía a Alysanne cómo una hermana mayor.

Alysanne se fue ganando un lugar en el corazón de la familia Targaryen, Daemon estaba contento con el desempeño de su hija. Un día, llegó una carta desde King's Landing, con un permiso del rey Viserys de legitimación, de las últimas cosas que aprobó Viserys antes de que Otto Higtwoter y la reina Alicent tomaran el control del reino. Daemon fue con Rhaenyra.

-¿Qué es esto? - le preguntó a Rhaenyra. - Tiene mi nombre.

-No había querido decirte... Hasta estar segura de que mi padre lo aprobaría... Le envié una carta a mi padre, a tu nombre, para reconocer a Alysanne cómo hija tuya, y como hija mía.

La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora