Cariño

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Alysanne y Otto estuvieron recorriendo la fortaleza roja, Otto le mostraba las partes más impresionantes del castillo, para que la princesa se maravillara. Alysanne no era tonta, sentía la mirada y el interés de la mano del rey en su nuca, pero fingía no saber nada. Recorrían el lugar hasta que Otto fue interrumpido con un maestre.

-Una disculpa, Lady Alysanne, tengo importantes asuntos que atender... - le dijo Otto.

-Entiendo perfectamente, no tiene de que disculparse, vaya a atender sus asuntos.

-Queda Sir Jeremy al pendiente de usted. - un guardia con capa blanca que estaba detrás de ellos da un paso enfrente. - Sir Jeremy, acompañe a la señorita. ¿Sabe si ya está lista su habitación?

-Si, mi Lord. Su equipaje ya está también en la alcoba. - Seguramente era el equipaje que traía con el caballo Kaia, ya que tenía más ropa en una mochila atada a Vermithor.

-Muy bien... Se queda en su casa, mi Lady. - Otto se va dejándola sola.

Alysanne ve una pintura del salón donde se había quedado, pero se aburre de inmediato.

-Sie Jeremy, ¿Tienen área de entrenamiento?

-Si, mi Lady.

-Me gustaría ir a verla.

-Vamos, la llevaré.

-Gracias, Sir Jer, ¿Lo puedo llamar Sir Jer?

-Si, mi Lady. - comenzaron a caminar.

-¿Cuántos años tiene? - preguntó Alysanne.

-35 años, mi Lady.

-Oh, wow, ¿y es de King's Landing?

-Soy de los Gemelos, pertenezco a la familia Tuly.

-Oh, interesante. - le sigue preguntando de su vida, hasta que llegaron al área de entrenamiento, Alysanne baja las pequeñas escaleras y se detiene a ver las armas, toma una de las espadas.

-Cuidado, mi Lady, puede lastimarse. -le advirtió Sir Jeremy, a lo que ella solo río levemente.

-Estas cosas son como mis brazos, Sir Jer.

La joven dejó la espada y volteo al escuchar una pelee, el principe Aemond entrenaba junto a Sir Criston Col, Alysanne lo reconoció de inmediato, por su cabello Valyrio y porque le faltaba un ojo, aún así el parecía un excelente guerrero.

Alysanne no pudo evitar notar lo atractivo que era, tenía un cabello precioso, una postura firme, un cuerpo delgado pero fuerte, le recordaba de cierta manera a su padre. Eran contados los hombres que le parecían atractivos.

Recordaba exactamente a tres, a un marinero que conoció a un barco, tenía el cabello rojo y los ojos azulados... También a un guerrero de Bravos, con la piel clara, ojos azules y pelo sedoso color azabache... Y a un hombre de Pentos que se hospedó en la casa de amo, de tes morena pero muy amigable, él a escondidas del amo la tomó en su lecho, fue la primera vez que alguien la supo tocar a tal punto que conoció a los dioses en persona.

El principe Aemond sintió su mirada y volteo a verla, la belleza Valyria y de Poniente frente a el, mirándolo fijamente, lo hizo que perdiera un poco la concentración y Criston Col le dió un golpe, Aemond se lo regresó con más furia para no quedar como un cobarde.
Los caballeros aplaudieron cuando Aemond ganó la pelea y ella aplaudió también. Aemond la mira atento de pies a cabeza. Alysanne le sonríe de lado, encantadora.

-¿Quién es? - preguntó Sir Criston.

-Creo que es la dichosa princesa bastarda- dijo Aemond, había escuchado de ella, su madre menciono a la bastarda de Daemon que recorría los siete reinos y la cantidad de agradecimientos que terminaban en la fortaleza roja. La princesa se acercó hacia ellos.

La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Where stories live. Discover now