Trampa

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Aemond estaba que quería ahorcar a todo mundo.

Se enteró de la propuesta de Otto a Alysanne, se molestó, sabía que su abuelo tenía intenciones con ella, pero no creyó que fuera a concretarlo en una propuesta formal.

Y lo que más le molestó, es que la respuesta no fue un "No", si no que lo dejó en incertidumbre, con una esperanza, con una posibilidad.

-No puedo creer que enserio le propusiste matrimonio a Alysanne. - escuchó a su madre, ellos hablaban en la mesa del consejo, Aemond iba a hablar con ella pero al escuchar el nombre de Alysanne se quedó escuchando.

-No se que te sorprende, ya lo sabías.

-No creí que fueras tan insensato, esa joven te tiene embobado y ni si quiera te das cuenta.

-Claro que no.

-Darle acceso a todas las siembras, permiso para dar órdenes a grupos de hombres que le ayuden a repartir, la petición de un médico para el orfanato, todo eso fue firmado por tu puño y letra.

-Son meras obras caritativas que tú apoyaste también.

-Porque tu lo pediste, es raro que no se haga tu voluntad... No me has terminado de decir, ¿Acepto?

-No...- hizo una mueca. - Tampoco la rechazó exactamente, se dió a respetar, diciendo que fuera a hablar con su padre... Lo cual, es imposible.

-¿Y que harás? - dijo Alicent. - ¿Intentaras hablar con el?

-Aun no lo sé... No sé cómo podría salir vivo de una conversación donde pido la mano de la hija de Daemon Targaryen... Necesito pensar como tenerla sin tener que enfrentar a Daemon... - escucho a Otto beber su café.

-Tu obsesión terminará mal. - Ya no siguieron conversando porque entraron los otros miembros del consejo.

Aemond iba caminando furioso a la habitación de Alysanne, tocó la puerta, la habían visto entrar está tarde, por lo que sabía que seguía en su habitación.

-¿Quién? - dice Alysanne alto.

-Aemond.

-Ah, ¡pasa!

Aemond entró encontrándose Alysanne, que se bañaba en una tina en medio de su habitación, había estado entrenando con sus caballeros y le ardían los músculos, una sirvientae ayudaba, no estaba acostumbrada a la ayuda, así que solo hablaban o le ayudaban con el cabello.

Esto es trampa, esto es jugar sucio.

Solo se le notaban los hombros desnudos, el resto estaba cubierto entre agua y espuma.

-Si estas ocupada puedo esperarte.

-Nah, solo me estoy relajando. - bebe vino. - ¿Qué quieres?

-Queria platicar contigo de algo, pero puedo esperarte.

-Lore . - le dijo a la sirvienta - quédate fuera de la habitación, y prepara más agua caliente, está se enfría.

-¿Segura, princesa?, Si me permite, no es propio que el principe Aemond la vea... así... - dijo la sirvienta insegura de dejarla a solas.

-Si, el principe Aemond es un caballero, no sé atreverá a nada.

-Esta bien. - hizo una reverencia y dejó a solas a los príncipes.

-Mi madre dijo que mi abuelo te hizo una propuesta. - dijo mirándola.

-Si, la hizo. - bebe vino.

-Y no dijiste que no. - la miró serio.

La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Where stories live. Discover now