Amor en Tiempos de Cólera

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El ambiente se puso tenso cuando la Reina bajó del trono y en lugar de celebrar empezó a dar órdenes, Helaena se asustó un poco cuando caminó alejándose y sin voltear a verlos dijo;

-Encierren al Principe Aemond en un calabozo.

Aemond solamente miraba a su Reina, ante la cual se había arrodillado, pero verlo de rodillas no le bastó. El rostro de Daeron parecía satisfecho, su hermano ya no estaba en el juego.

-Majestad. - Helaena la alcanzó, Alysanne se detuvo y la miró. - Dijo que tendría misericordia para los que nos arrodillaramos.

-Es misericordioso encerrar a Aemond después de todo lo que ha hecho, me ha traicionado, Helaena. - la miraba atenta. - En dos ocasiones, atacando a Lucerys en Bastión de Tormentas y ahora faltando a sus promesas de... amor...

-Por favor, perdonalo, el está muy arrepentido de lo que ha hecho ... Por favor.

-Lo siento, Helaena, luego decidiré que hacer con tu hermano, tengo un reino que poner en orden. -  caminó por el pasillo, sorda a la súplicas de la Hacedora de Reinas... Helaena volteó a ver a Ser Jeremy, él solo tocó su espalda tratando de darle consuelo a la angustiada princesa.

Aemond fué encerrado en una celda con la frustración recorriendo todo su cuerpo, maldiciendo en su interior a Alys Rivers y a su hechizo, maldiciendoce así mismo.

-Aemond. - volteó y en la celda de enfrente se encontraba su abuelo, Otto Hightower.

-¿Qué?... ¿Qué haces aquí? - Lo miró confundido, Otto se recargó en la pared de la celda.

-Lo mismo que tú al parecer... Esperar a que la Reina decida que hará conmigo.

-Mmmm... - Aemond se sentó en el suelo. - Tú sabías lo que Alys Rivers hizo, ¿Verdad?

-Si... Todos sabían.

-¿Por qué?... - Aemond miraba a la nada, Otto volteó a verlo. - De todos modos nunca me enviaron a hacer nada importante... Hice pocas cosas para su beneficio.

-No sabíamos que esa mujer te haría lo que te hizo... Pensamos que solo te iba a seducir...- respondió el Hightower. - Nunca te habíamos visto así, tan contento, tan enfermo y tan... Imbécil... Eras un completo incompetente.

-Eso querían, ¿No?

-No... Nosotros no queríamos que buscaras a Alysanne... Se rumoraba de su campamento y rebelión, no queríamos que fueras corriendo a sus brazos... Sería entregarle a Vaghar... Ella te hubiera usado mejor como pieza, como ahora usa a Daeron.

Aemond apretó los labios mirando a un punto fijo, Otto también se sentó en el suelo de su celda.

-Y también... Me daban celos de que volvieras con ella... - Aemond lo miró. - Cuando Larys lo propuso más que en tí como pieza de un juego, pensaba en tí como rival... Porque aún pensaba en ella... Yo siempre pensé en ella...

-Eras un tonto al pensar que te pudiera llegar a corresponder.

-Ella era brillante... Es brillante... - corrigió. - Hubiera hecho cualquier cosa que me pidiera... Yo mismo le habría dado los siete reinos para tener su amor...

-Pudiste hacerlo en lugar de dárselo a Aegon.

-Lo sé... La ambición me tenía sujeto... Quizás, si ella hubiera estado aquí cuando coroné a Aegon, quizás no lo hubiera hecho... - suspiró. - Siempre pensé que las mujeres no servían para gobernar... Hasta que la ví en la reunión... Era toda una Reina... Y ahora solo fantaseo con verla sentada en el trono de hierro.

-Se miraba hermosa... - dijo Aemond. - Y ahora el trono es suyo.

-Al igual que nosotros y nuestras vidas... Todo depende ahora de ella. 







































La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Where stories live. Discover now