Lecho de Dragones

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Aunque nadie se lo pidió, Aemond se quedó en el campamento, le pusieron una tienda de campaña bastante decente, y se percató de que la tienda de Alysanne era diferente, era la más grande, con la carpa más fina... Había visto a los Hijos del Alba, no sabía que trataban a la princesa (Que legalmente no lo era) tan bien.

Los Hijos de la Noche también estaban, pero el campamento estaba mezclado, la Princesa Canalla les ordenó que mientras estuvieran los príncipes estuvieran ocultos, tuvieron que ocultar los cadáveres y matar a los violadores que traían y fingir ser un ejército normal. Aunque ya había gente que sabía de ellos, pero todo eran rumores.

El ejército de la Princesa del Pueblo debía seguir siendo amable y ser llamado Hijos del Alba.

Alysanne se dedicó a recuperarse los días, Luke se la pasaba con ella, cuidandola, Aemond entraba a visitarla, pero siempre acababa peleándose con Luke.

¿Cuándo pensaba irse?, Lucerys no alcanzaba a ver por qué Aemond estaba ahí, al pendiente de su hermana mayor.

Aemond notó cuando Luke salió por fin de la tienda, por lo que se levantó y entró a la tienda sin anunciarse, Alysanne estaba recostada leyendo un libro, ella alzó su mirada.

-Hola, Aemond. - dijo ella.

-¿Cómo va tu herida? - preguntó acercándose a la cama y sentandose en el borde, ella cerró el libro dejándolo a un lado.

-Va bien, ya estoy mucho mejor... - sonrió leve. - Sabes que no necesitas quedarte, ¿Verdad?

-Me quedo porque quiero, y no confío en que Lucerys te cuide.

-Estamos bien, los Hijos del Alba nos cuidan y consiguieron una curandera muy buena.

-No entiendo porqué el maestre se fué antes, debió quedarse hasta que tu herida estuviera bien. - Alysanne contuvo una sonrisita, tomó un poco de agua y bebió.

-Si, es un misterio, pero así son los maestres. - dijo ella. - Estoy bien, Aemond. - le sonrió.

-Mmm... Déjame verla. - dijo, ella se cogió de hombros y se subió la bata de dormir, mostrándole la herida de su costilla, Aemond no pudo evitar ver sus piernas.

-Como puedes ver con ese ojito que te queda, estoy bien.

-¿Te duele?

-Ya no, me siento bien. - Aemond asintió y acarició su mejilla mirándola. - Te extrañe. - dijo Alysanne, él sonrió ampliamente antes de besarla.

Correspondío el beso acariciando su nuca, el beso de Aemond era lento, pero se sentía la desesperación, que se hizo más presente cuando tocó su muslo... Aquella mano larga recorrió su pierna provocando que se estremeciera. Aemond besó su barbilla y bajó aquellos besos a su cuello.

-Aemond... - soltó un suspiro. - Tampoco estoy tan bien para... Eso... - se mordió el labio. Él pasó su nariz por su cuello.

-Mmm... Puedo encargarme de todo... - la recostó con cuidado en la cama, desabrochó  su camisa quitandola y Alysanne lo miraba casi hipnotizada. - Tu solo relájate. - la besó en los labios.

-Nos van a escuchar... - murmuró en sus labios, el la ignoro besandola y jugando con su lengua, ella se separó de sus labios. - Aemond, hablo enserio...

La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Where stories live. Discover now