Usurpadores

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La Reina Roja estaba sentada entre la oscuridad de la noche, pero iluminaba el fuego de la fogata. Tenía una sonrisa en los labios mirando al niño de pelo plateado que bailaba descalzo alrededor de la fogata con otras personas. Bailaba con gracia siguiendo el ritmo, hasta que se acercó corriendo hacia ella y le tomó la mano.

Alysanne cargó a Lucien en sus brazos y bailó con él alrededor de la fogata, entre las notas musicales se escuchaban las risas del Principe Rojo.

Lucien Targaryen no era un niño como los demás, era demasiado extraño para la mayoría de personas que lo conocían.

Alysanne sabía que algo pasó con el hechizo, cuando los ojos de su hijo dejaron de ser verdes y se tornaron violetas.

Aprendió a leer y a hablar antes de caminar, le gustaba asistir a las reuniones del consejo y aunque un niño tan pequeño se podría considerar molesto en una reunión de adultos Lucien se quedaba en silencio y prestaba atención a cada palabra de los presentes.

Al Maestre Myle le gustaba pasar tiempo con él, notaba lo listo que era, le enseñó a leer y escribir, nunca se había visto un niño tan consciente.

Aún así seguía siendo un niño, los guardias lo encontraban jugando con los niños más grandes del campamento o de los pueblos cercanos, le gustaba andar descalzo y jugar con la tierra.

Su lugar favorito era ir con los músicos que tocaban canciones que componían sobre La Reina Roja y el campamento de las Hormigas, Myle decía que el principe Lucien tenía oído absoluto ya que podía reconocer los acordes de los músicos, también solía bailar al ritmo alrededor de la fogata por las noches, entre el pueblo obtuvo el apodo de "El Danzarín"

Era demasiado travieso, Alysanne lo cuidaba lo mejor que podía pero le costaba seguirle el ritmo al Principe Rojo.

A parte de sus rasgos Valyrios notables en su cabello y ojos, contaba con un dragón, la dragona del Principe Lucien se decía que era la reencarnación de Balerion, el terror negro, por sus hermoso tono azabache, la creatura se la pasaba en el bosque y en el campamento, siguiendo al principe, al cabo del año ya era del tamaño de un león adulto.

En una ocasión el maestre Myle le sugirió que la llamara "Balerion" pero el niño respondió.

-Es una niña, ¿No ves? Su nombre es Bala. - dijo el nombre por el cual la había nombrado desde que era un bebé.

Y aunque no tenía a su padre presente, figuras paternas no le hacían falta... El Maestre Myle lo educaba y siempre tenía elogios sobre su inteligencia.

Los hombres de la guardia y miembros del consejo de la Reina Roja también lo eran, Ser Theo lo protegía con su vida, convivían demasiado, solían comer juntos en la misma mesa y jugaban a cualquier cosa que se le ocurría. El Gigante del Norte lo subía a sus hombros y lo llevaba a recorrer el campamento. Era bienvenido en la mesa de los soldados y los conocía a todos, Lucien sabía el nombre de todos y jamás se equivocaba al llamarlos.

Hombres y mujeres del campamento le adoraban no solo por ser hijo de la Reina, decían que era el niño perfecto, gentil, curioso y amable con todos, eso les recordaba a la forma en la que Alysanne recorría pueblos entregando comida.

Una mañana Lucien se levantó de la mesa aparentemente de la nada, el maestre Myle le estaba empezando a enseñar el mapa de Poniente y las casas importantes, ya que consideraba que estaba listo para la educación formal, pero mientras le explicaba el niño dejó de prestar atención.

-Principe. - el maestre se levantó siguiéndolo.

-La Reina Azul. - dijo el niño en Alto Valyrio.

La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang