Las Piezas Verdes

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La Reina Verde no era la dueña del tablero, así que una pieza menos... Sus hijos... Aegon era un ebrio... Aemond era una buena pieza, pero la amaba... Healena era una pieza...

Los miembros más útiles de los Verdes eran Otto y Aemond, y los dos la amaban.

-Princesa. - la llamó Lore. Alyssane miraba un tablero de ajedrez dónde en su cabeza trataba de ver a los Verdes. - Princesa.

-Si te escuché, Lore.

-Venga conmigo, tiene que ver esto, rápido.

Alyssane se levantó y siguió a la joven por los pasillos, más alejados, de pronto una sirviente y un miembro de la guardia real sacaban a una muchacha rubia que estaba en un mar de lágrimas.

-Estaba en el lecho del principe Aegon. - le murmuró Lore en el oído. - Nos dimos cuenta porque estuvo llorando y gritando.

Apretó los labios mirando a los guardias irse, miró al guardia de la puerta y notó que era un Hijo del Alba, se acercó mirándolo fijamente, ambos asintieron y entró en los aposentos del principe Aegon.

La princesa entró a la habitación y cerró la puerta, se acercó y el principe Aegon que estaba listo para volver a dormir volteo a verla maravillado. Alysanne permaneció de pie, mirando fijamente a Aegon, como un depredador preparándose para saltar sobre su presa, Aegon sonrió ampliamente.

-Prima Alysanne. - le dijo sonriendo. - ¿Qué te trae por aquí?

-Acabo de ser que sacaron a una señorita de tu habitación. - Aegon seguía con la sonrisa cínica.

-¿Te dieron celos, hermosa? Estaría encantado de satisfacerte también. - dice levantandose desnudo y Alysanne lo miró por completo.

-Pobre, Aegon... Te dedicas a dar lastima. - la sonrisa del nombrado se desvanece. - En momentos como este, entiendo porqué me llaman la Princesa Clemente y Piadosa... Porque no entiendo cómo sigues vivo hasta este segundo.

-Alysanne, vamos, solo me divertía con ella, ella me provocó.

-Si, claro. - dijo con sarcasmo. - como los gritos y llantos eran de alegría y no del dolor y asco que sentía aquella niña, seguramente me ha fallado mi sentido común.

-Es solo una sirvienta.

-Es una mujer... Que asco me da Alicent, criando y solapando a un violador... Que mala educación la de los 7. - dice mirándolo, se acerca a él, pone sus manos en sus hombros, sentandolo en la cama.

Los ojos de Aegon se iluminan y una sonrisa se asoma, pensando que ella estaba sediendo ante el, sin duda, su percepción no era buena.

Alysanne cerró su puño dándole un golpe en la cara, sostuvo su cuello y le dió otro con fuerza, Aegon se levantó tomando sus manos enojado.

-¡Maldita golfa!, ¡Estás ante el futuro rey de Poniente!

Mantuvo su temple frío, su mirada era la de un dragón y para sorpresa de Aegon lo superaba en fuerza, ella empujó a la cama, lo tomó del cabello sosteniendo lo, Aegon estaba en shock, nunca había visto a la princesa Alysanne con esa actitud.

-Otto y Alicent cuando te maltrataban nunca lo hacían en la cara, ¿Verdad?, Iba a ser mal visto por los lores si el principe llegaba con el ojito morado.

Los ojos de Aegon se vuelven un tornado de emociones al escucharla. - Todos los niños maltratados tienen la misma mirada, la reconozco en todos lados. - Alysanne mantiene el agarre en su cabello, pero Aegon estaba quieto. - ¿Sabes por qué yo te pegue en la cara, Aegon?... Te golpee en la cara para enseñarte sobre el respeto, porque por muy religiosa que sea tu mamita sus métodos discretos parecen no funcionar contigo, quizás necesitabas uno que no pudiera cubrirse.

La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Where stories live. Discover now