La Noche Roja

5K 603 190
                                    

No dejó a Otto ir más allá de unos besos apasionados, se separó de él y se alejó con una sonrisa, dejando al hombre maduro excitado y con ganas de tenerla.

Aunque tenía en sus manos a la Mano del Rey, una sensación de miseria la embargaba, una mancha en su boca que no podía borrar, como al probar algo intenso cuya sensación no puedes borrar de la lengua con un vaso de agua.

Era diferente a coger por placer, cómo lo hacía con Aemond... Al que extrañaba, estaba molesta, pero lo extrañaba.

Porque podría ser un idiota, pero en la cama era un Dios.

De solo pensar en sus largas manos recorriendo su cuerpo, su lengua pasando entre sus piernas y su miembro vertiendo su semilla dentro de ella le estremecía por completo.

¿Amor o deseo?

Aunque también le gustaba hablar con él, bromear, las pláticas en la alcoba, los coquetos discretos y no tanto, pelearse por ver quién tenía el ego más grande.

Quizás así amaban los dragones.

Entre fuego y humo.

Quiso caminar a solas, pensando si ir a buscar a Aemond y comparar los besos del abuelo y el nieto, a final de cuentas, Aemond se había disculpado y reconocido sus errores.

No podía castigar a Aemond sin ella por siempre, era castigarse así misma.

Los jardines de King's Landing eran iluminados por una luna casi llena, la princesa caminaba lento, se abrazó a sí misma por el frío.

-Es un hermoso vestido... Y un hermoso collar. - dijo una voz, al mirar al frente estaba un hombre delgado, con un bastón, cuya presencia había notado en varias reuniones. - Y una hermosa mujer.

-Lord Larrys Strong. - dijo Alysanne. - Creo que no nos hemos presentado formalmente.

-No había la oportunidad,  Princesa Alysanne. - caminó apoyándose en el bastón.

-No lo ví en la fiesta.

-No, nadie suele notarme, muy diferente a su entrada... Tan espectacular... Digna hija de su padre. - Larrys la miraba con una sonrisa, una sonrisa incomoda para Alysanne. - Lamento desconcentrarme o si la miro mucho, no estoy acostumbrado a ver a damas tan bellas.

-La reina Alicent es muy bella. - le dijo. - Se que es uno de sus consejeros más leales.

-Es cierto... Siempre dicen que las reinas son las mujeres más bellas, pero... Las princesas son las favoritas de todos... La princesa Rhaenyra en su juventud era un encanto... "La delicia del reino", aún lo es... La princesa Helaena es hermosa pero tímida, callada, como un pajarito... Y usted... - se acerca más a Alysanne, ella no se mueve. - Es todo lo que una princesa debe ser... Elegante, altruista, bondadosa, y muy hermosa... Y aunque no es un requisito para ser la princesa perfecta, es inteligente.

Alyssane sonrió de lado mirando al hombre con superioridad.

-Tan inteligente que está seduciendo a Otto Hightower... Y al principe Aemond.

-Me halaga que el último Strong piense que soy inteligente, voy a ignorar todos los halagos anteriores porque me sobran. - Larrys la examinó de arriba a abajo.

-Si es inteligente, sabe lo útil que puedo ser para usted ... No me trago el cuento que dicen de usted, es más que "La Princesa del Pueblo", créame que le puedo ser útil.

-Me ofrece sus servicios, que no entiendo bien para qué... Pero yo conozco a los hombres. - lo miró de arriba a abajo. - Todos quieren algo a cambio.

La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Where stories live. Discover now