La Princesa Triste

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El vestido azul, que era de su madre, resaltaba con su piel y su cabello oscuro, se colocó unas pulseras plateadas con dragones, regalo de Rhaenyra. Se sentó en un pequeño sillón, pensaba en el futuro... ¿Cómo será cuando Rhaenyra sea reina?... Aún mejor, ¿Llegará a serlo?

El té quemaba ligeramente su garganta, provocando una mueca en el rostro de la princesa. Era necesario, hace una semana había entrado a la habitación de Aemond, y anoche, él entró a la suya, ya muy de madrugada, pero ella iba llegando de estar con los Hijos de la Noche.

-Estas levantada. - dijo el alzando la ceja.

-Voy llegando. ¿Por qué Ser Jer te dejó pasar?

-No está, se fué a dar el rondín y quise venir a verte - se acercó a ella y tomó su cintura. Ella se separó.

-Pues cuando vengas a mi cuarto, debes tocar la puerta.

-Tú no tocaste mi puerta.

-Era una emergencia, tenía un espía, quizás hay uno vigilando afuera.

-Que vigile lo que quiera. - se acercó a ella y la acorraló contra la pared.

Ella lo miró fijamente y le quitó el parche, Aemond dejó que se lo quitara y la besó en los labios, ella correspondió, las manos del principe acariciaron por encima del vestido de dormir, él se arrodilló ante ella subiendo el vestido. Era un buen amante, supo exactamente por dónde pasar su lengua para despertar al lado más impuro de la princesa Alysanne.

Aunque no le molestaría ser madre, todo lo contrario, un niño de pelo plateado sería lo que más la haría feliz en el mundo... Sería lindo tener una nueva oportunidad... Pero en este momento, no era su momento, por lo que el té de luna tenía que ser bebido y era tan importante como el agua.

Miró su taza, no sentía culpa, pero no dejaba de pensar en las consecuencias y que pasaría si Aemond decía algo o si los llegaban a descubrir. Su padre estaría furioso. La reina Alicent haría un escándalo. Otto Hightower sentiría que la ha perdido, aunque nunca la ha tenido.

Sacudió las ideas de su cabeza, nadie tenía que saberlo. Escucha la puerta.

-Adelante. - dijo Alysanne y entró su guardia junto con Lore, su sirvienta. - Ser Jer, Lore, ¿Cómo están?

-Muy bien, princesa. ¿Y usted? - dijo Ser Jer.

-Bien, princesa.

-Ahora me encuentro muy bien. - sonrió un poco.

-Me alegra. - dijo la joven sirvienta de cabello castaño.

-Por favor, sientense, ¿Ha pasado algo interesante? - ambos se sientan en un sillón frente a la princesa.

-Sacamos a un espía de su habitación, está tarde.- dijo Lore. - Era una mujer, dijo que venia a cambiar la sábanas pero usted sabe que soy la unica que entra aquí a limpiar. - Alysanne la escucha atenta, se pone más derecha.

-¿Supieron que quería?

-No, revisé la habitación - dijo Ser Jer. - Estaba en orden, igual tiré el agua y el vino, Lore puso nuevos... Tiene que tener cuidado... Que no noten el té. - Ser Jer claro que se dió cuenta que tenía un amante, estaba en la puerta cuando el principe Aemond salió.

-Al próximo Alcón que encuentren en mi habitación, envíalo con Ser Theo. - les dice, ambos habían ganado su confianza, eran leales a ella.

-Si, Princesa. - dijo Ser Jer.

-¿Sabe algo de Jasper? - Jasper era el espía que infiltraron con los espías de Otto.

-Otto solicitó que se uniera a los Hijos del Alba.

La Princesa del Pueblo | Aemond Targaryen | EN EDICIÓN Where stories live. Discover now