Extra #9

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El camino era difícil, por todos lados podíamos recibir un ataque y las posibilidades de contraatacar no eran muchas.

-Tengan cuidado, si nos separan seremos un blanco fácil- Hablo Azael, a pesar de verse poco amigable sabia que queria ganar en equipo y no solo, el sitio en el que estabamos empezo a tornarse de un gran frío, a tal punto de que mis dedos comenzaron a temblar.

-(¿Es extraño que sienta frio?...hace tiempo que me había adaptado a soportarlo)- Pensé, significa que la temperatura había bajado demasiado, pero se necesitaba gran poder para hacer algo como lo que estaba sintiendo. No tuve tiempo de pensar más ya que había misteriosamente una...¿Iglesia?.

-¿Qué es eso?- Preguntaría Narumi, la pequeña jóven se detendría al ver aquel edificio.

-No tiene lógica que esto se pueda mantener en pie en una batalla campal-

Azael tras decir aquellas palabras levantaria su mano y en ella apareceria aquella pistola pequeña y la disparia hacía aquel lugar, al impactar se veria que realmente estaba hecho de hielo, era una ilusión.

-Hielo...al parecer en otros sitios los elementales de hielo abundan... será mejor que nos encarguemos entre todos- Añadiría, tras oir estas palabras empecé a caminar hacia el sitio primero.

Al estar lo suficientemente cerca, de hecho, apenas toque la puerta para empujarla, ambas se abrieron de par a par y un par de cadenas frias me agarrian llevándome dentro para después ver como las puertas se cerraban frente a ellos.

-¡No se dispersen!- Fue lo que exclamé antes de quedar en oscuridad por unos segundos. Frente a mi se encendían varías luces se iban encendiendo de poco a poco. Camine un poco y no tarde en escuchar un ¿órgano? Además de una voz que cantaba de forma grave y profunda.

-(No me simpatiza eso)- Pense avanzando, finalmente a lo lejos se veía una silueta sentada, aquella persona era la que cantaba y tocaba el órgano.

Trate de acercarme más, pero, en una de las puertas de aquel sitio, el cuál por dentro era una catedral, se asomaria una persona familiar.

-¿Jostin? ¿Eres tú?- Aquella voz me hizo frenar en seco, al verlo bien era sin dudas él.

-¿Angel?...¿Qué haces aquí?- Pregunte tratando de no llorar, aquel sentimiento me había regresado, la necesidad de abrazarlo.

-Ha pasado tiempo amigo, los demás también te extrañan- Dijo volteando un poco, de la misma puerta se asomaria Ronald y...Heidi.

No supe como reaccionar, sin duda eran ellos, podía verlos y estoy seguro de que los puedo tocar, pero, ¿Qué hacían aqui? Se supone que los muertos no pueden regresar a la vida.

-Disculpe mis modales, un gusto sir...- Finalmente el que estaba tocando aquel órgano hablaría, pero no detenia su melodía. -Me presentó, soy un enviado de dios...su predicador- Hablaba, su voz era totalmente tranquila, pareciera que era una persona totalmente pura.

Mientras el hablaba los chicos me abrazaron bastante fuerte, no pude evitar abrazarlos de igual forma.

-No saben...como los extrañe- Susurré manteniéndome sonriendo.

-Es una pena, me alegro ver que lograste tú sueño de niño- Hablo Ronald.

-No como nosotros...- Añadiría Angel.

Pronto sentí como una gran cantidad de sangre saldría expulsada de mi hombro y no se detenía. Mi mirada cambio por completo, estaba sorprendido y mi tristeza iba en aumento.

-Ahhh... había olvidado lo que sentia la sangre de alguien vivo- Dijo Ronald mientras tocaba mi sangre que se habia derramado sobre sus manos.

-Tú si estas vivo Jostin, no como nosotros...te queremos pero el hecho de que estes vivo...-

El Poder De Los Elementos 2Where stories live. Discover now