1. La carta esperada

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Aurora deseó haberse levantado de una manera normal

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Aurora deseó haberse levantado de una manera normal. Que el sol entrara por su ventana y que ella se tallara los ojos antes de estirarse. Sin embargo, sintió un gran peso sobre su pequeño cuerpo de niña de once años y despertó gritando.

—¡Aurora! —gritaba su hermano—. ¿A que no sabes qué?

—¡James, quítate de encima! —le dio un empujón y lo tiró de la cama—. ¿Qué diablos te pasa? Los domingos son para descansar.

—¿A que no sabes qué? —volvió a exclamar, agitando a su hermano por los hombros—. ¿A que no sabes qué?

—¡No, James! ¡¿Qué?!

—¡Baja, corre!

Y antes de que la niña pudiera ponerse las zapatillas, James tiró de ella bajando las escaleras de la casa de los Potter. Llagaron a la cocina y James dejó a Aurora junto a su desayuno.

—¡Mamá! ¡Papá! ¡Ya está despierta! —anunció James.

—James, te dijimos que no la despertaras —regañó su madre, Euphemia Potter—. Buenos días, hija.

—Buenos días —saludó Aurora, aún desconcertada—. ¿Por qué James parece haber desayunado azúcar a montones?

—Ha llegado algo para ti, tesoro —sonrió Fleamont Potter—. Toma.

Le tendió un sobre.

Nada más ver el sello rojo con la insignia, a Aurora se le iluminó la cara. La abrió y la leyó con ojos brillantes. Cuando terminó, empezó a saltar de alegría y abrazó a su hermano fuertemente.

—¡Voy a ir a Hogwarts! —exclamó.

—¡Vendrás conmigo a Hogwarts! —exclamó su hermano, sin contener la emoción.

James recordó la primera vez que subió al Expreso de Hogwarts. Vio a su hermanita de ocho años llorando a través de la ventana porque quería estar con él. James había esperado la carta de Aurora con más ilusión que ella misma durante aquellos tres años.

—Aurora, desayuna y vístete —le dijo su madre—. Tendremos que ir al Callejón Diagon para comprar todas tus cosas.

—Pero si aún queda mucho —dijo la chica.

—¡Da igual! ¡Vístete rápido! —chilló James.

•••

En el número 12 de Grimmauld Place, otro niño de once años había recibido su carta para asistir al primer año de Hogwarts. Él no parecía nada nervioso, se tomaba las cosas al tiempo. Sin embargo, su hermano mayor no paraba de pedirle que fueran aquel día a comprar todos sus materiales.

—Regulus, hermanito, por favor —pidió Sirius Black—. Díselo a mamá. A ti te hará caso,a mí no. Sé que los Potter van al Callejón Diagon en cuanto entregan las cartas, y quiero ver a James. Por favor, Reggie... Seguramente, Remus y Peter hagan lo mismo. Por favor...

Aurora Potter: la última Merodeadora (reescrito)Место, где живут истории. Откройте их для себя