24. Quédate

268 22 1
                                    

Amanecía un pacífico sábado por la mañana

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Amanecía un pacífico sábado por la mañana. Había pasado una semana desde lo de Sirius y ya no podía ni hablar con Aurora por culpa de James.

"Idiota", pensó de su amigo

Incluso él se arrepentía ahora.

Sirius sentía que todo lo que estaba a su alrededor se desvanecía. Se destruía sin su presencia. Nadie había sabido de ella en una semana. Ni James ni Lily ni ningún Slytherin. Nadie. Y yo me estaba desesperando.

En el desayuno de aquel aparentemente tranquilo sábado, Lucius y Severus se dirigieron directamente a la mesa de Gryffindor. Parecían nerviosos y se acercaban con un ejemplar de El Profeta en mano.

—¿Lo habéis visto ya? —dijo Lucius.

—¿Qué? —preguntó Remus.

—¿«Aurora Potter y Regulus Black juntos en Merlindox»? —exclamó James—. ¿Por qué? ¿Por qué los Black no se alejan de mi hermanita?

—¡Todo esto es culpa tuya, idiota! —gritó Sirius hecho una furia—. Ella y yo éramos felices. ¡Pero no! Tenías que meterte porque nos llevábamos casi tres putos años, ¿verdad?

—¿Y Peter? —lo acusó James en un intento de defenderse.

—¡Dormimos en literas, James! —chillé—. Era bastante obvio que nuestras cosas podían mezclarse, como su libreta de ligues. Que no acabe ligando nunca y solo tenga nombres de intentos no es .i puta culpa

—Sirius tiene razón, James —corroboró Lily.

—Confirmo —admitió Severus—. Aurora se veía notablemente feliz.

—Debemos contarle la verdad antes de que sea tarde —afirmó Sirius.

—Tarde —dijo Lucius.

Todos miraron hacia la puerta del Gran Comedor. Aurora y Regulus llamaron la atención de toda la sala. Ninguno iba con uniforme o con ropa normal de fin de semana, llevaban la misma que en la portada de El Profeta.

Desfilaba. Desfilaba como una reina hacia ellos. Se veía tan fría y distante que parecía un témpano de hielo con patas; llena de odio y que se paseaba por ahí con el ser que Sirius más odiaba

Eso dolía.

Llevaba unas gafas de sol que le ocultaban totalmente sus ojos azul eléctrico y su pelo rubio le caía por los hombros hasta la cintura. Intentaba provocar a Sirius. ¿Lo peor? Funcionaba.

Se paró ante ellos y se quitó las gafas de sol. Dejó su mirada fría sobre el mayor de los Black. Sus labios color carmesí se curvaron diabólicamente en una sonrisa.

—Buenos días —soltó, como quien no quiere la cosa—. ¿Cómo estáis esta mañana?

Al principio, todos estaban mudos por cómo los miraba. Corrección, por cómo miraba a Sirius. Pero James se puso a gritar como un loco.

Aurora Potter: la última Merodeadora (reescrito)Where stories live. Discover now