2. El Expreso de Hogwarts y los Slytherin

912 79 14
                                    

Llegó el día que Aurora tanto había esperado

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Llegó el día que Aurora tanto había esperado. Se levantó y se vistió más temprano que nunca. Se puso sus vaqueros, una camiseta a rayas y una chaqueta vaquera. Desayunó enérgicamente junto a su hermano y ambos cogieron las maletas y los baúles para ponerse en camino.

El señor y la señora Potter los acompañaron hasta la estación de King Cross y la familia entera cruzó el andén 9¾. Aurora miró a su alrededor fascinada, admirando el gran tren rojo que los esperaba a ellos tanto como a otros niños.

—Escuchadme los dos —los llamó su madre—. Aurora, cariño, espero que te vaya muy bien en este curso. Estés en la casa que estés, tu padre y yo te apoyaremos y esperaremos las mejores notas que tú puedas ofrecer. James, tú pórtate bien —frunció el ceño—. No quiero una carta de Dumbledore o McGonagall hasta por lo menos la tercera semana, ¿me has oído?

—Sí, mamá —contestó él.

—Y no quiero que dejes a tu hermana sola por estar con tus amigos. Siempre has querido que vaya contigo y ahora es tu deber cuidar de ella.

—Eso es seguro —James abrazó a su hermana por los hombros y ambos sonrieron—. No te preocupes.

—Vale —sonrió Euphemia, que parecía que iba a echarse a llorar—. Fleamont, creo que no estoy lista para esto —su marido la abrazó.

—No pasa nada, cariño. Cuando os decidáis, mandad una carta diciendo dónde queréis pasar la Navidad —sonrió Fleamont Potter—. Ahora, iros rápido o no encontraréis un buen sitio.

Los hermanos sonrieron y corrieron a meterse al tren. Llegaron a un compartimento el cual James siempre elegía al llegar septiembre. Allí estaban Sirius y Regulus, a la espera de los demás.

—Hola, Aurora —sonrió Regulus con ilusión.

—¡Hola, Reggie! —la rubia lo abrazó a modo de saludo—. Hola a ti también, hermano gruñón.

Sirius se quedó callado y rodó los ojos.

•••

—¡Sería genial! —exclamó James cuando Sirius afirmó que le gustaría irse de casa de sus padres lo antes posible—. Podrías venirte a nuestra casa. En mi habitación hay sitio de sobra para otra cama y le he hablado mucho de ti y tu situación a mis padres.

—Ojalá fuera posible, James —suspiró.

—¿Tú qué dices, Aurora? —el castaño miró a su hermana.

—Callaos de una vez, intento leer —rogó ella.

—¿Cómo puedes ser tan amargada? —exclamó Sirius.

—¿Cómo puedes leer con el tren en movimiento? —reclamó Remus.

—Me aburroooo —anunció Regulus—. ¿Puedo ir a comprar al carrito, Sirius?

Aurora Potter: la última Merodeadora (reescrito)Where stories live. Discover now