42. Un ligero cambio de vida

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Marlene y Regulus estaban tan tranquilos en su hogar de Manchester como cualquier otro sábado de su vida

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Marlene y Regulus estaban tan tranquilos en su hogar de Manchester como cualquier otro sábado de su vida. Uno libre para variar. Una mañana corriente, desayunando en el porche y leyendo El Profeta.

—Se ve que no llegan cartas —comentó Marlene.

—No ha pasado ni una semana, la pobre debe de estar desesperada —dijo Edward—. No me imagino como puede ser que descubra que ya está muerta.

—Ya, pobre...

Entonces, escucharon la puerta abrirse. Y se sorprendieron al escuchar voces de bienvenida.

—Espero que estéis sentado, porque os vais a caer para atrás.

—¿De qué...?

Edward cayó su propia voz al ver al trío llegar al patio de atrás. Le gustaría haberse sorprendido al máximo con Hillary Potter, pero estaba completamente anonadado al ver a Regulus Black ahí. Alto, musculoso, con el pelo más largo y el rostro cuadriculado.

—Regulus... —musitó Marlene—. ¿Esto es...?

—Es real, McKinnon —sonrió Regulus—. Edward, qué bueno verte.

—¿Bueno? Esto es muy fuerte.

Edward abrazó a Regulus. En el pasado no habían sido demasiado cercanos, pero ambos eran los mejores amigos de Aurora. Edward sabía lo mucho que ella lo había necesitado y también lo mucho  que ella había ayudado a Regulus a salir del mal camino.

—McKinnon, Delacourt —dijo Aurora—. Quiero presentaros a Hillary Lily Potter. Hija de James y Lily. Mi sobrina.

Ambos miraron a la niña asustadiza que se escondía tras la pierna de Aurora, cogiéndola de la mano. Los miró a los dos con sus grandes y relucientes ojos esmeraldas.

—Es un placer conocerte, Hillary —sonrió Marlene.

Edward se agachó a su altura y puso la mano frente a ella.

—Vamos, choca. Fuerte.

Hillary esbozó una leve sonrisa y le chocó las manos a Edward, que le ofreció su más encantadora sonrisa.

— Hillary, ellos son Edward y Marlene. Nos protegen de los Mortífagos y son mis amigos. Ahora van a ser como el tío Reggie para ti: puedes confiar en ellos.

Ella sonrió asintiendo.

•••

El verano fue diferente para Hillary. No fue ni mucho menos malo, pero fue distinto. Ya no estaba con sus amigos. Pasó todos los días viendo entrenar a los Cazadores de Mortífagos, escuchando historias de su familia y aprendiendo cosas nuevas del mundo muggle.

Pero, como todos los veranos, este nunca era demasiado largo. Llegó septiembre y Aurora le dijo a Hillary que debía de empezar a ir al colegio. Hillary tenía ya mucha más confianza en sí misma y no tuvo pegas. Era una chica muy inteligente, en palabras de Narcissa, y estaba emocionada de ir al colegio.

Aurora Potter: la última Merodeadora (reescrito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora