26. Futuro misterioso

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Los diez adolescentes hicieron espacio en el desván

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Los diez adolescentes hicieron espacio en el desván. Dibujaron una runa de visión dentro de un pentáculo en el centro del corrillo. Se dieron las manos y se sentaron, esperando a que Aurora hablase.

Tempo viliso de future. Ekiazt ankits murato tempo.

Las velas que los rodeaban se prendieron de un rojo brillante. Los embistió un viento helado y a la vez ardiente.

Tempo ary ekiazt visilo.

Estaban cogidos de las manos y les recorrió una corriente eléctrica.

¡Tempo visilo future!

Aurora abrió los ojos. Iris y córnea estaban rojos. Los demás la miraron. Un fuerte trueno resonó. Las páginas del grimorio pasaron rápidamente a causa de un tornado.

—¿Estás teniendo otra visión? —preguntó Remus por encima del ruido.

—¡Se supone que sí! —chilló Marlene.

Aurora parecía estar sufriendo, esforzándose por seguir viendo el futuro. Un hilillo de sangre empezó a resbalar por su nariz. El círculo la miró aterrado.

—¡Aurora, basta! —chilló Sirius.

—No va a parar —dijo Pandora.

—¿Y si nos soltamos de las manos? —habló Peter.

Todos se miraron entre sí y se soltaron las manos. Aurora ahogó un jadeo y fue cerrando sus ojos rojos y cayó al suelo inconsciente

•••

El señor y la señora Potter corrieron hacia los adolescentes del pasillo. Euphemia agarró a su hijo por los hombros desesperada.

—¿Se puede saber en qué demonios pensabas, James? —chilló.

—¡Lo siento! ¡No quería que esto pasara! —aseguró él, llorando.

—¿Cómo habéis pensado...? —Fleamont se pasó la mano por la frente—. James, ese experimento...

—No era un experimento. Nosotros solo...

—Bueno, ya —dijo Euphemia—. Tú y tus amigos salid de aquí. Nosotros iremos a ver a tu hermana. Cuando nos digan algo, saldremos. Venga, largo.

El grupo de adolescentes salió del Hospital San Mungo. Solo Sirius se había quedado. Cuando sus amigos salieron, elevó la cabeza esperanzado. Se limpió los ojos hinchados esperando respuesta.

—Sigue inconsciente. Mis padres ya me lo han echado todo en cara —dijo James, sentándose junto a su amigo—. Joder, mierda —se tapó la cara con las manos.

—Va a ponerse bien, lo sé —afirmó Lily.

—Deja de ser tan optimista —gruñó Sirius de mal humor—. Tú eso no lo sabes.

Aurora Potter: la última Merodeadora (reescrito)Where stories live. Discover now